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Opinión

TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS EL SALVADOR

10 de Agosto, 2015
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MIGUEL MANZANERA, S.J.

El 6 de agosto la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Transfiguración del Señor que encierra un gran significado teológico, aunque, sin embargo, para muchas personas creyentes pasa desapercibida. Esta fiesta conmemora el suceso narrado en los tres evangelios sinópticos (Mt 17, 1-8) y en la 2ª carta de Pedro (1, 16-17), en el que Jesús en la cima de un monte se transfiguró, es decir cambió de figura, mostrándose gloriosamente con un vestido blanco resplandeciente. A cada lado de él aparecieron Moisés y Elías, considerados en la revelación bíblica, respectivamente, como el portador de los mandamientos de la Ley de Dios y como el gran profeta que combatió la idolatría,

En esa escena se oyó una voz que salía de la nube salir de la nube una voz que refiriéndose a Jesús declaró: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenle”. La voz, al igual que en el bautismo de Jesús, es atribuible a la Rúaj (Espíritu) Divina que trasmite el mensaje del Padre Dios. Este episodio tiene un enorme significado para comprender la identidad de Jesús, quien normalmente evitaba designarse como Hijo de Dios lleno de majestad. El evangelio de Juan hace también referencia a este suceso: “Y vimos su gloria, gloria como Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” (Juan 1, 14),
Jesús manifestó el resplandor de su divinidad únicamente a tres de sus apóstoles: Simón Pedro, Santiago y Juan. Pedro era el nuevo nombre que Jesús puso a Simón al designarle para ser la Roca de la nueva comunidad de la Iglesia. Los otros dos eran los hijos de Zebedeo, a quienes Jesús puso el nombre de “hijos del trueno” por su carácter explosivo. Santiago según la tradición predicó en España y fue el primer apóstol mártir en Jerusalén, mientras que Juan era “el discípulo amado” a quien Jesús confió a la Virgen María como madre. De esta manera Jesús mostró el resplandor de su divinidad a quienes designó como columnas de la naciente Iglesia, para que cuando llegase su próxima pasión y muerte en la cruz, se mantuviesen firme su fe en Él.

La tradición ha situado la escena de la transfiguración en el montículo Tabor  de 575 ms. de altitud, situado a unos 17 kilómetros al oeste del Mar de Galilea, no lejos de Nazaret. En ese lugar más tarde, en el cuarto al sexto siglo, fue construida una antigua capilla bizantina. Posteriormente en el siglo XII en la época de las Cruzadas.se edificó una iglesia para celebrar ese milagro. Mucho más recientemente, en 1924, los franciscanos inauguraron una hermosa Iglesia.

La fiesta de la Transfiguración se ha asociado al título del Divino Salvador con el que se proclamó a Jesús cuando en una gran batalla el ejército cristiano bajo el comando de Juan Hunyadi defendió con éxito la ciudad de Belgrado atacada por los otomanos musulmanes en 1456, El Papa Calixto III reconoció que se había “salvado el mundo” y ordenó la construcción de iglesias al Divino Salvador y proclamó el 6 de agosto como fiesta de la Transfiguración.

En 1496 Cristóbal Colón, puso el nombre de San Salvador a la primera tierra que tocó y ocupó, en las Bahamas al norte de Cuba. En 1528 fue fundada en Centroamérica una villa con el nombre de “San Salvador”. Posteriormente al proclamarse la independencia en 1824 se dio a la nueva República el nombre oficial de “El Salvador”.

También Bolivia está relacionada con esta fiesta de la Transfiguración, ya que el Acta de Independencia del Alto Perú, fue firmada en el año 1825, precisamente el 6 de agosto. En ella los firmantes reconocen “su responsabilidad para con el cielo y la tierra”. La representación soberana del Alto-Perú, “habiendo implorado, llena de sumisión y respetuoso ardor, la paternal asistencia del Hacedor santo del orbe se erige en un Estado soberano e independiente de todas las naciones”. Termina el acta recordando “el sostén inalterable de su santa religión Católica y de los sacrosantos derechos de honor, vida, libertad, igualdad, propiedad y seguridad.”

Esta maravillosa coincidencia de fechas, querida por Dios, invita al pueblo boliviano a celebrar juntas ambas conmemoraciones para que Bolivia, respetando la libertad religiosa, sea fiel a la fe en Jesús el Salvador. Providencialmente en este año 2015 hace pocas semanas Bolivia fue visitada por el Papa Francisco, vicario de Jesús, vestido como él con una túnica blanca. Nos ha transmitido una invitación a seguir el ejemplo del Divino Salvador, tanto en el ámbito personal y familiar, como en el social y político, poniendo en práctica la opción preferencial hacia las personas necesitadas bien sea en el orden material como en el espiritual.
 

 

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