
En el museo de Arte Virreinal de la Universidad de Charcas en Sucre hay un bellísimo crucifijo, vale decir, un Cristo en la cruz del siglo XVIII, (al menos eso dice la descripción), su especial característica es que tiene las nalgas al aire, el paño que cubre los genitales de “nuestro Salvador” no rodea su cintura, solo abarca la parte delantera de la pequeña figura. Es una pieza delicadísima, y muy bella, y claro, también un tanto perturbadora, porque no se pasa delante de una imagen tan desnuda, sin que se den ciertas tensiones neuromusculares, por muy religiosas que sean las imágenes.
Me he acordado de esta hermosa estatuilla, a partir de un dibujo bastante tosco que ha estado circulando en las redes en los últimos días, que muestra a la Virgen del Socavón en tanga, y que le ha causado una inusitada fama a su autora, aunque ciertamente, una obra no tiene mucho que ver con la otra.
La ACFO, ha lanzado el grito al cielo, y ha hecho el ridículo de anunciar que hará nada menos que un juicio a la joven en cuestión, amparándose en algún artículo del código de procedimiento penal, que castigaría los atentados contra el patrimonio, por lo que la autora podría eventualmente enfrentarse a la posibilidad de ir a la cárcel, eso si tuviéramos una cadena de fiscales y jueces imbéciles (algo que dicho sea de paso no se puede descartar).
Sin embargo, vale la pena hacer algunas puntualizaciones respecto a esta pequeña polémica que se ha armado. Si bien podemos llamar arte a todo, incluyendo un urinario adecuadamente ensarrado, cabe preguntarnos si eso es verdaderamente así, el dibujo que tanto disgusto ha causado, es de una calidad dudosa, es lo que pueden hacer jóvenes sin talento ni mucha dedicación en cualquier clase de dibujo al inicio de la escuela secundaria.
Está por el otro lado, el absurdo concepto de “Patrimonio Intangible”, algo que básicamente es una contradicción de términos, y que puede llevar a una conceptualización tan ridícula como la de la asociación de Conjuntos folclóricos de Oruro respecto a un supuesto daño causado.
Está naturalmente la libertad de expresión, que debe ser protegida a toda costa, aunque no dejo de preguntarme si eso no tiene límites, y es que si se debe proteger absolutamente todo, ¿qué hacemos con lo políticamente incorrecto? Sin salir del contexto orureño y minero, ¿qué tal un dibujo que represente a una luchadora social y feminista reconocible haciéndole una felación a un Tio de la mina?, ¿estarían todos los defensores de la Virgen de la Tanga encantados con un cuadro con esas características?
Tengo serias dudas respecto al mérito que pueda haber, en estos tiempos de descreimiento, el de burlarse de los símbolos religiosos de otras personas. El mostrar a la Virgen del Socavón en tanga, no es mucho más que una provocación, casi un hecho de marketing, pero es ofensivo, posiblemente no para las élites, ni siquiera para la curia, y si y ante todo para la gente humilde, para esa gente que solo tiene la religión como consuelo respecto a las dificultades de la vida. Cabe preguntarse si hay algo de heroico o valioso o si se quiere deportivo, en hacerse la burla de ese segmento de la sociedad. pero por supuesto, eso no justifica el ridículo reclamo de la asociación de folcloristas trasnochados y mucho menos las amenazas de golpizas, violación o muerte a la joven en cuestión. Dicho sea, no de paso, sino taxativamente: esas personas, que han proferido esas amenazas a través de las redes, y que son identificables, deben responder ante la justicia, porque han cometido un delito.
Por el otro lado, no deja de llamarme la atención que la autora del dibujo ahora se lance a explicar su obra, algo que no solo pone en evidencia el poco valor del mismo, sino que además muestra un deleznable compromiso con la esencia de lo que son las artes visuales y una cierta dosis de mojigatería, ella dice ahora, que en realidad su obra critica el carácter orgiástico del carnaval orureño.
Agustín Echalar es operador de turismo.