CUESTIÓN DE ALTURA

Por JUAN LEÓN CORNEJO

No sé si será eso de la altura, pero estamos otra vez en tiempos de cumbres. Será tal vez porque en las cumbres hace frío y necesitamos reunirnos para calmar la calentura electoral que ya está revolviendo hormonas a las gentes. Y a falta de una, tenemos dos, para gustos contrapuestos. Tal vez  la cabeza fría nos ayude para saber qué queremos, qué necesitamos y qué nos conviene decir y  ofrecer para ganar.  Y eso que falta mucho para ir a las urnas, aunque eso ya no sirva nada más que para cuidar las formas. Chicha y limonada, para que nadie se queje. O para que todos digan y pidan lo que quieran, aunque no todos sepan lo que dicen porque está ya todo dicho. Lo malo es que unos cuantos están en la cima, discutiendo como arreglar la vida de los muchos, que son mayoría y le están poniendo el lomo al país para que siga andando. Unos en la cima y otros en la sima. Suena igual, pero no es lo mismo, ¿no ve?

Mientras tanto y  hablando en serio, parece que era cierto nomás que los tigres estaban envolviendo a los celestes. Les estaban haciendo creer que estaban como la mona, que como no le metían gol ni al arco iris porque  su técnico tiene vocación de arquero podían quedarse tranquilos tras el uno a cero. Y ¡zas! sacaron las garras cuando sus
rivales se durmieron y los eliminaron con cuatro pepinos. Pero por ahora parece nomás. El tiempo dirá si eso fue fruto de la estrategia, de chiripa o del incentivo en verdes, para que ganen.

Porque de “incentivos” parece hecho el reino de Dios en tiempos de cambio. Y de todo tipo. Ahí está, por ejemplo, el intercultural ese que bloqueaba Yucumo en septiembre, amenazando con moverles la calavera y romperles el alma a los indígenas. Tal como hicieron los de la caballería, que los patearon a su gusto, tal como patearon a las gentes de Caranavi, cuando entre los respondones estaba el mismo dirigente de los interculturales que pasó de pateado a potencial pateador.  ¿Será que cambió de trinchera así nomás, porque sí?  O será también cuestión de envolver al adversario… digo.

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