María José Ferrel S.
La Paz, 11 de septiembre (ANF).- El historiador Pedro Querejazu, conocido también como crítico y curador, -referente en el estudio del arte boliviano del siglo XX- está trabajando en la producción de un libro, de próxima aparición, en el que observa a Arturo Borda Gozálvez desde su obra plástica.
Querejazu propone un texto que sitúe la obra pictórica de Borda en el contexto de la historia del arte, tanto boliviano como americano, pues a su entender esta no ha sido recogida ni analizada de manera adecuada.
Borda, que también fue escritor, autor entre otras obras de la celebrada novela "El Loco", de edición póstuma, es uno de los artistas paceños con mayor renombre. Sin embargo, como ha sucedido con Jaime Saenz, a pesar de su alto perfil mediático y la abundancia de estudios dedicados a su obra, el mito creado en torno al personaje suele oscurecer los hechos y desdibujar la visión sobre el personaje y su obra.
“Los mitos son construcciones simbólicas que en parte se sustentan en la realidad, los hechos concretos, pero también en la fantasía y la ficción de los imaginarios sociales urbanos. También son explicaciones sencillas de lo que no tiene explicación fácil. En el caso de Borda, el mito sostiene al personaje, pero es preciso sustentar el mito con datos reales y fidedignos, y es parte de lo que yo quiero hacer desde sus obras de arte”, explica Querejazu, cuyo interés por este trabajo se inició en 1973 cuando, siendo Subdirector del Museo Nacional de Arte, conoció a Héctor Borda, que depositó en el Museo para exhibición permanente en una sala, las principales obras de su hermano el artista.
Una década después, en 1983, siendo esta vez Director del Museo, organizó junto con el historiador e investigador Rónald Roa Balderrama una muestra con una selección de pinturas, dibujos, documentos y objetos de Borda, conmemorando el centenario de su nacimiento.
“Hay una serie de mitos en torno a Arturo Borda y su obra que él mismo contribuyó a crear. En todo lo que hizo, transitó entre la realidad y la ficción sin solución de continuidad”, explica Querejazu. Estas características se muestran no sólo en su autobiografía, “una construcción ficcional” a entender del crítico de arte, sino también en su obra pictórica, que combina elementos naturalistas, realistas y verosímiles, con representaciones conceptuales, simbólicas y alegorías de significados complejos.
Querejazu explica que durante mucho tiempo se ha dicho que las pinturas de Borda son ilustraciones de su novela “El Loco” y para él no es así: “Borda fue un artista polifacético que se expresó tanto con la escritura como con la pintura, el teatro y el cine. El lenguaje de la pintura le permitió decir las cosas de una manera y la literatura decirlas de otra”, indica. Todas esas facetas de su obra dialogan entre sí, en una creación mayor que podría entenderse como "el mito Borda". Por ello, en su libro Querejazu plantea un análisis meta literario y meta pictórico de la obra de Arturo Borda.
Desde 1983, el historiador fue acumulando fotografías de la obra de Borda, revisando colecciones particulares y públicas. Hasta ahora ha registrado más de 300 pinturas y 400 dibujos. Paralelamente ha consultado y fichado material hemerográfico y documental.
No obstante, el libro no pretende ser un catálogo exhaustivo de la obra del artista.
“Esto parece imposible en cuanto a la obra de Borda. En parte porque lo encontrado no cuadra con lo afirmado por Borda, que aseguraba pintó más de 2.500 cuadros. Por otra parte, su obra está dispersa y escasamente registrada. En algunos casos hay personas que ni siquiera saben que tienen trabajos de Borda, y también otros que no permiten que las obras de su propiedad sean fotografiadas e incluidas en un libro”, argumenta Querejazu.
Se estima que el trabajo esté terminado para el primer semestre del 2016.
Importancia del estudio y análisis pictórico de la obra de Arturo Borda
“A pesar de haberse movido, quizás voluntariamente, en los márgenes del mundo artístico de su tiempo, hoy Arturo Borda está considerado como uno de los nombres clave en la creación del imaginario paceño. Aunque solo realizó –según su autobiografía-- 17 exposiciones, si hoy se pregunta a la gente a qué artista reconoce más, con la mayor probabilidad dirán que a Borda, sobre otros nombre”, apunta Querejazu respecto a la creciente reputación del pintor. Actualmente existen por lo menos cinco estudiosos que trabajan desde la crítica literaria sobre la obra de Borda como escritor; sin embargo, el estudio de su obra pictórica ha sido relativamente relegado.
Algunos críticos han señalado el carácter anacrónico y técnicamente limitado de la pintura de Borda, como explicación de ese desinterés; a diferencia de su obra literaria, enraizada con firmeza en la vanguardia y la tradición de los poetas malditos. Al respecto, Querejazu admite la contradicción.
“Fue un pintor formidable con una obra desigual, como todos; fue pionero en muchas cosas y al mismo tiempo un hombre desfasado de su tiempo. En realidad fue un artista, pintor y escritor, extra-temporal” explica.
“Mirando las obras tanto desde su materialidad, como desde su contenido y su significado, uno puede ir explicando cosas”, indica, tratando de fundamentar que hay dimensiones insospechadas en la obra pictórica de Borda.
Para el historiador el anacronismo de Borda es esencial. “Borda fue atemporal y eso lo identifica como un artista boliviano, y sólo boliviano, pues la atemporalidad es uno de los indicadores culturales más notables del quehacer artístico boliviano, lo que de hecho tiene que ver con el concepto prehispánico del tiempo, según el cual el tiempo lineal no existe”.
El intenso romanticismo, que le llevó a ser escritor y dirigente sindical, y en contraste su interés por el clasicismo situaban a Borda en las antípodas del arte de su tiempo.
“Cuando por ejemplo miras la pintura 'Crítica de los ismos' y triunfo del arte clásico' el solo título te dice todo pero es fascinante contemplar y analizar la obra y su argumentación crítica con lenguaje visual en favor del arte clásico y en desfavor de los ismos modernos. A él le interesaba el arte clásico en momentos en que a nadie en el mundo le interesaba; cuando todos los movimientos iban en contra de lo clásico”, relata el crítico.
Querejazu estima que no es fácil describir la obra de Borda, pues al margen de las peculiaridades de la persona, esta se resiste a las categorías habituales en el estudio de la historia del arte.
“Es más complicado aún mirarlo desde la actualidad, porque usó lenguajes tradicionales como la pintura al óleo, en momentos en que pareciera que la pintura hubiera dejado de ser el lenguaje principal del arte visual, lo que es parte del anacronismo del artista y su obra” apunta Querejazu. “Sin embargo, creo que la obra de Borda trata del alma de los bolivianos como ningún otro artista lo ha hecho. Y por eso es especialmente valiosa”
Sobre el libro
El libro comienza con una introducción histórica de la Bolivia en que vivió Borda. Sigue el estudio y análisis de la obra pictórica de Borda, la descripción de las obras reunidas por temas; incorpora también escritos de análisis sobre la obra literaria, y al final una sección de anexos con una muy breve biografía y la bibliografía sobre el artista y su obra.
Querejazu dice que no ha querido poner las obras en secuencia cronológica estricta, sino que ha preferido concentrarlas en los principales grupos temáticos desarrollados por el artista, como el bodegón, el retrato y el paisaje y, por otra, los temas peculiares que tienen que ver con sus postulados políticos, ideológicos, estéticos y con el pensamiento de la época” añade.
Antecedentes
Cuando fue Director del Museo Nacional de Arte, entre 1982 y 1987, es que se produjo un mayor acercamiento entre Querejazu y la obra de Borda; naciendo su interés por la obra del paceño.
Con motivos de la exposición por el centenario de nacimiento del pintor, Querejazu le propuso a Ronald Roa Balderrama, comisario de la misma, trabajar juntos en un libro sobre el tema, idea que en ese momento no prosperó.
En 2010 Ronald Roa Balderrama, de manera individual, publicó el libro: Arturo Borda. Historia desconocida de un artista boliviano.
“El libro de Roa es bueno, aunque es más bien de historia del personaje y, si bien está ilustrado con algunas obras del artista, no es en realidad un libro de historia del arte. Espero que quede clara la diferencia. Roa hizo su libro con un muy buen manejo documental, basado en originales manuscritos y mecanigrafiados, fuentes originales e inéditas, y con base en una buena formación que entonces proporcionaba la Carrera de Historia de la UMSA”, explica Querejazu.
Tras la aparición de ese libro es que Querejazu trabaja en el presente estudio dedicado esencialmente a la obra pictórica y dibujística del artista.
Sobre el autor
Pedro Querejazu Leyton es oriundo de Sucre y activo y residente en La Paz desde 1970. Es graduado en artes plásticas y en conservación y restauración de obras de arte. Como conservador y restaurador de obras de arte ha trabajado intensamente en conservación y restauración del patrimonio artístico nacional y de la región andina sur. Desde muy temprano se vio involucrado en la gestión cultural del arte y del patrimonio artístico y fue entonces cuando empezó a escribir. Ha publicado varios libros sobre arte boliviano, tanto de autoría exclusiva como editados y compilados por él con la colaboración de otros autores, además de colaborar en numerosos libros y revistas publicados en Bolivia y el exterior.
Entre 1970 y 1973 fue subdirector del Museo Nacional de Arte. Entonces trabajó junto a Teresa Gisbert. Ella, por entonces Directora del Museo, junto a su esposo José de Mesa y Alcira Cardona realizó la primera edición deEl Loco y la primera muestra retrospectiva de pinturas de Borda, en 1966. En 1973 Teresa Gisbert, con el apoyo de Héctor Borda, instaló una sala permanente dedicada al artista en el Museo Nacional de Arte, que estuvo expuesta al público durante varios años. (Después esas obras se retiraron y el Museo se quedó sin obras de Borda, hasta que en el último tiempo ha adquirido varias piezas interesantes, y otro tanto hizo la Alcaldía de La Paz).
Crítica de los ismos y triunfo del arte clásico . Colección Museos Municipales, La Paz. Foto tomada del libro 'Arturo Borda. Historia desconocida de una artista boliviano.