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Opinión

Principios y valores, no afectos y desafectos

15 de Abril, 2024
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ARTURO YÁÑEZ CORTES

Todos, absolutamente todos, tenemos una forma particular de ver y entender nuestro mundo, según los anteojos y mochila que usamos y cargamos. Ello implica precisamente la libertad de pensamiento y, si se exterioriza, de opinión. Eso sí con sumo acierto para mi gusto, Daniel Patrick MOYNIHAN precisa y enseña: “Todo el mundo tiene derecho a su propia opinión, pero no a sus propios hechos”, y es que si bien en abstracto todos estaríamos viendo el mismo objeto, nuestra comprensión, sesgos, valores, principios y otros anteojos que gravitan a la hora de construir un juicio, pueden -significativamente- hasta distorsionar la realidad hacia extremos grotescos. Ej: fue golpe y no fraude.

Cuando se tiene un deber de garantía, eso suele ser sumamente peligroso y requiere de alto grado de dignidad, respeto y profesionalismo. Por ejemplo, un Juez -ser humano al fin- tendrá necesariamente su forma de entender al mundo, pero teniendo ese máximo deber debe abstraerse o tratar en extremo de hacerlo para -pese a sus sesgos (mujer, hombre, cercanías, afectos y desafectos, etc.)- aplicar los IIII, la CPE y la ley, a los hechos que percibe, evitando fallar por cuestiones de oportunidad y conveniencia, evitando afear su independencia. Lo propio un Fiscal, pese a todo -y la tiene más complicada aún pues a la vez es garante de legalidad y defensor de la víctima- debe ser ante todo objetivo (ver hacia ambos lados de la balanza).

Tratándose de los tan denostados y queridos por el poder como los “opinadorcitos”, como este pechín, hay que tenerla clara. Los analistas, opinadores y demás fauna de cuestionadores del poder, como todo el mundo tenemos -como no podría ser de otra manera- nuestros afectos y desafectos, sesgos, etc., pero… si bien la tenemos relativamente más fácil pues no somos periodistas en sentido estricto (parte y contra parte, etc.) ejercemos nuestra libertad de pensamiento y tenemos el honor y alta responsabilidad de que quienes confían en nuestro buen o mal juicio, nos indaguen o permitan que nuestro pensamiento se ventile, orbi et orbe. 

Obviamente sería de ignorancia supina, así el estado del arte, esperar que seamos imparciales, al menos en sentido estricto, pues a diferencia del Juez o del Fiscal que se expide sobre derechos de las partes como tercero imparcial dada esa su situación de garante de derechos y garantías, el opinador, analista o similares hierbas, se centra en ver los hechos y analizarlos desde su propia óptica.

Entonces y más allá -debe quedar claro- que tampoco tenemos derecho a nuestros propios hechos (aunque siempre del conjunto uno se enfoca o resalta unos de otros distinguiéndolos, según relevancia u otros factores que influyen), lo que me hace sostener que la piedra de toque que marca o debiera marcar es el profesionalismo que al final del día debiera alumbrar y decidir la opinión expuesta. Si se acude a una persona como abogado, por ejemplo, se espera idealmente que el consultado formule una opinión a la vista de la Ciencia del Derecho; si se acude como Médico especialista en epidemias, como tal y así sucesivamente.     

Aunque, insisto, prevalecerá en cada caso esa peculiar manera de ver el mundo -por ejemplo, yo soy garantista con sentencia condenatoria ejecutoriada- siendo altamente probable que a la hora de formar mi postura sobre un hecho consultado o analizado, prevalezca esa -para mi gusto- saludable manera de entender el mundo, estando por mi parte consciente que aun viendo el mismo objeto, si se la analiza desde la vereda exactamente  opuesta (por ejemplo desde el NO derecho del enemigo), es muy probable que surja otra opinión.

Saludable resulta entonces estar consiente de esos sesgos o anteojos y no esperar, y peor tratar de censurar porque alguien piensa distinto de uno, aunque siempre existe la posibilidad de disentir y explicar el fenómeno desde tu vereda tratando de no distorsionar los hechos vistos, hasta extremos grotescos. 

PD: Iba a opinar del asalto a la embajada Mexicana para capturar al ex presidente convicto Glas en Ecuador (buen ejemplo de lo que sostuve) y terminé aquí con mis confesiones de “opinadorcito”. Con todo, nada más ni nada menos que MAQUIAVELO sentenció: “En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven”. 

Arturo Yañez Cortes

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