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Opinión

Los infortunios del canciller

30 de Octubre, 2010
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MANFREDO KEMPFF SUAREZ

Desde el primer día en que don David Choquehuanca se hizo cargo de la Cancillería, nos hemos condolido sinceramente, primero, porque la diplomacia nunca fue su oficio y porque tuvo que desmantelar el ministerio de Relaciones Exteriores para dar cabida a sus correligionarios masistas que sabían menos que él;  segundo, porque estaba escrito que la política exterior del Gobierno se dictaría desde el Palacio Quemado y no desde la vetusta casona de la otra esquina de la plaza Murillo.

Ha concluido una gestión de gobierno, ha comenzado la siguiente, y sin embargo David Choquehuanca permanece como jefe de la diplomacia boliviana, aunque es sincero al reconocer que le resulta difícil aprender los avatares de este delicado trabajo. No obstante, el Canciller trata de hacer todo lo que está a su alcance, aunque se enfrenta a un obstáculo insuperable, que no es la frágil oposición política por cierto, sino el que menos se podría esperar: el presidente Evo Morales. Cualquier Canciller ya le habría tirado el cargo a S.E. y se hubiera marchado más que rápido.

¿Cuántas veces Choquehuanca ha estado negociando voluntariosamente con EEUU para recomponer las relaciones entre los dos países? ¿Y cuántas veces S.E. le ha torpedeado su labor o, simplemente, ha ignorado lo que estaba haciendo la Cancillería? ¿Cuántas veces Bolivia ha anunciado que en determinada fecha se normalizarían las relaciones con la Unión? Hasta se ha cometido el error – ahora esparcido por todos lados – de afirmar que se “restablecerán” las relaciones con EEUU, cuando éstas jamás se han roto o suspendido.

Pues bien, en estos días, el Canciller ha anunciado, una vez más, que ya tiene listo un nuevo acuerdo de cooperación con Washington, al que sólo le faltan “pequeños detalles” y que ojalá se firme hasta fin de año. Sin embargo, el torpedo que han lanzado desde el Palacio Quemado ya explotó en las narices de Choquehuanca. S.E. se fue en su flamante y carísimo avión a Irán, para abrazarse con Ahmadineyad, blasfemar contra el imperialismo gringo y ¡cosa peliaguda! definir que Irán será el socio estratégico para la explotación del litio en el Salar de Uyuni, según la agencia oficial de noticias ABI. Por mucho menos que esto, hace unos años, ya se hubiera provocado un maremágnum a bala limpia en toda Bolivia. ¿Sabía el sometido Choquehuanca que su Presidente lo iba a dejar otra vez en la picota? ¿Tiene espíritu de mártir el Canciller?

Ni  créditos, ni bancos binacionales, ni factorías militares, ni vainas. S.E. le ha seguido la huella a Hugo Chávez para incomodar a EEUU, pero esta vez ha aplicado un rodillazo diplomático en los testículos al más grandote. Jugó al fútbol con Ahmadineyad pero el rodillazo estratégico se lo dio a los gringos. Esto borra cualquier posibilidad de recomponer los vínculos con Norteamérica, salvo, claro, que el señor Obama acepte, resignado, el sopapo. Mientras tanto S.E. anuncia al mundo que Bolivia tiene reservas de litio para los próximos 5.000 años; Chile ya está en plena producción y seguramente que feliz si vende durante el resto del siglo. Es suficiente. ¿Por qué somos tan idiotas nosotros?

En el tema de Ilo no se le puede dar los créditos a la Cancillería boliviana, porque se sabe de memoria que eso fue algo resucitado por el hábil embajador peruano en La Paz que, como debe ser, tiene todo el apoyo de su Canciller y del presidente Alan García. La pertinaz mezquindad política que nos caracteriza, ha hecho que ni siquiera se mencione el nombre de Jaime Paz Zamora en este retorno al mar peruano. Jaime Paz y Fujimori fueron los artífices de Ilo, fueron quienes tuvieron la visión de dar ese paso. Se cambió el nombre de Boliviamar por MarBolivia y asunto concluido. Cree ahora el MAS que ignorando el nombre de una persona se la puede borrar de la Historia.

Más allá de lo útil que pueda resultar Ilo para Bolivia, lo descollante ha sido el revuelo que produjo en Santiago. Pensamos que Perú se jugó a fondo para inquietar a Chile y que lo ha logrado. Quedó al desnudo la diplomacia festiva de Chile con Bolivia.  Ahora debería jugárselas Bolivia, también a fondo, y pedirle a Chile que se deje de jorobar con la oxidada Agenda de los 13 puntos y que nos diga cuáles han sido los progresos en materia marítima, que, permanentemente, vino anunciando el presidente Morales, cada vez que se encontraba con la señora Bachelet. Esto puede ser materia de un juicio de responsabilidades a S.E. cuando llegue su momento. Ya está de buen tamaño que los chilenos nos hagan lamer el chupetito de que en cuanto se logre la “confianza recíproca” se hablará del mar. ¡Si en el último lustro las encuestas dicen que en Chile cada vez nos quieren menos!

Bien en todo caso por Bolivia. Nuestro país ha ganado, no tanto por poder construir una base naval en Ilo, que es risible, sino por lo que ha dicho Alan García. Eso de que Perú “jamás será un obstáculo” para el retorno de los bolivianos al mar, es trascendental. Afirmar que “…es un derecho de justicia y un anhelo absolutamente justificado que tiene el pueblo boliviano”, nos cae del cielo. Chile tendrá que ser bastante más flexible con esa agenda embaucadora a la que nos tiene sometidos, con el beneplácito increíble del presidente Morales.

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