
La Paz, 29 de julio de 2023 (ANF). - Desde la plaza principal de San Buenaventura se demora al menos 45 minutos en llegar hasta la comunidad Altamarani, que forma parte del territorio indígena Tacana, del departamento de La Paz, que se ve afectada por la contaminación de los ríos debido a la explotación ilegal de oro, además no cuentan con la atención médica correspondiente.
La contaminación nos está afectando bastante, la minería ilegal en los ríos ha reducido la cantidad de pescados. Antes uno se iba dos horas al río, tenía una buena pesca y vendía el producto para el sustento de su familia, pero ahora ya no es lo mismo. Por más que estemos varias horas ya no pescamos lo mismo que antes. Se redujo en al menos un 50% y solo hay en algunos tiempos que es entre enero, febrero y marzo, después ya no pescamos”, contó el corregidor de la comunidad, Guilmer Cartagena a la ANF.
En junio, la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (Cpilap) presentó un estudio en el que establece que los pobladores de 36 comunidades del norte de La Paz tienen desde 0,03 hasta un poco más de 10 partes por millón (ppm) de mercurio en sus cuerpos, debido a la contaminación por la explotación ilegal de oro en los ríos de donde consumen pescado, que es parte de su alimentación.
Algunas de las 36 comunidades afectadas por esta contaminación son: Tacana I, Tacana II, Lecos de Larecaja, Tsimane, Mosetene de Pilón Lajas, Lecos de Apolo y San José de Uchupiamonas. Además de San Miguel del Bala, Puerto Salinas, San Luis Chico, Alatamarani, Portachuelo, San Antonio de Sani, Asunción del Quiquibey, Gredal, Aguas Claras y otros.
El camino hacia la comunidad es de tierra, está rodeada de árboles, matorrales y arroyos que bajan de las serranías cercanas. A la mitad del camino está el letrero de la Empresa Azucarera de San Buenaventura (Easba) y pocos metros más adentro se encuentra el puesto de control policial que indica el ingreso a la empresa estatal.
Para llegar hasta ese sector, se debe solicitar permiso al policía y luego de la aprobación se quitan las cadenas que restringen el paso. A partir de ese punto queda un recorrido de al menos 15 minutos más, después de pasar el sector donde se encuentra el cultivo de caña de azúcar, el camino es más angosto y la vegetación es más frondosa.
En ese sentido, Mariely Zelada contó que otro de los problemas de contaminación que los aqueja son los desechos de la Empresa Azucarera de San Buenaventura (Easba), porque llegan a sus cultivos de cítricos, arroz, café y cacao.
“La contaminación de Easba nos afecta porque hay el rebalse de los drenajes y eso llega hasta la comunidad. Po otra parte, el río Beni también avanza cada año más y se lo lleva una parte de nuestras tierras”, señaló.
Por otra parte, la autoridad indígena dijo que no cuentan con atención médica oportuna porque el centro de salud más cercano se encuentra en la comunidad de Buena Vista, pero no existe un camino para el ingreso de un motorizado porque solo es una senda.
Dijo que para llegar hasta San Buenaventura deben recorrer un largo trayecto y muchas veces no logran acceder a la atención, o les piden una boleta de transferencia desde el centro de salud de buena vista. Ante esa situación, recurren a la medicina tradicional para tratar las enfermedades de los niños y adultos mayores.
“La atención médica es bien crítica, los niños y las personas mayores se enferman y el centro de salud más cercano que tenemos está en la comunidad de Buena Vista, pero el problema es que no existe un camino de fácil acceso, solo es una senda que dificulta mucho su llegada. El médico que debe visitarnos no llega y hasta que salgamos a San Buenaventura es toda una vuelta y en muchas ocasiones nos piden una boleta de transferencia. Por eso nosotros solo usamos medicina natural”, explicó el dirigente.
Parte del ingreso a la comunidad indígena. Foto: ANF
Trabajo y educación
Cartagena dijo que también existe dificultades en la educación de los niños y jóvenes, a pesar de que cuentan con una escuela en la comunidad, solo cuentan con dos profesores que trabajan más horas de lo previsto y quienes están comprometidos con la formación de los menores.
“Tenemos una escuela en la comunidad y contamos con dos profesores, pero la verdad, nuestra educación está abandonada, es muy precaria porque no contamos con los implementos que se requieren. Ellos son los que apoyan a nuestros hijos y están comprometidos con la labor que desempeñan”, manifestó.
Zelada dijo que desde hace cinco años recién que cuentan con educación en el nivel secundario, desde entonces los adolescentes no tienen que trasladarse hasta San Buenaventura o Rurrenabaque, en el Beni, para continuar sus estudios.
Con relación a las fuentes de trabajo, el corregidor indicó que los jóvenes, después de terminar el colegio, migran a las ciudades para conseguir un trabajo debido a que no tiene muchas oportunidades en esa región. Primero porque no pueden ingresar a trabajar a la empresa azucarera y que la producción en el cultivo y la pesca disminuyó considerablemente.
“Muchos de nuestros jóvenes han tenido que migrar a las ciudades capitales en busca de trabajo, tenemos que buscar la forma de mantener a nuestras familias. La verdad aquí cerca no podemos conseguir trabajo y no podemos trabajar en el ingenio de San Buenaventura”, explicó.
/EUA/nvg/