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Nacional Sociedad

Un hospedaje estudiantil logró que más de 5 mil niños continúen en la escuela

El programa Hospedaje Estudiantil en Familia de Fundación Pueblo rescata la "utawawa", una tradición campesina que combate la deserción escolar.
15 de Enero, 2018
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Günther Schulz, fundador y presidente honorífico del directorio de Fundación Pueblo. Foto: ANF

La Paz, 15 enero (ANF).- A 21 años de la implementación del programa Hospedaje Estudiantil en Familia, que nació como un proyecto piloto en el municipio de Yanacachi, capital de la tercera sección de Sud Yungas, la Fundación Pueblo estima que a la fecha más de 5 mil estudiantes de comunidades campesinas e indígenas de áreas dispersas de 20 municipios combatieron la deserción escolar.

El fundador y presidente honorífico del directorio de la Fundación Pueblo, Günther Schulz, se refiere al Hospedaje Estudiantil en Familia, como esa tecnología social que se ha copiado del mundo aymara para garantizar la continuidad escolar de los niños, pero con una visión más equitativa en términos de género.

“La utawawa es una antigua tradición de las comunidades dispersas por la que aseguran que sus niños vayan a la escuela cuando la pequeña escuelita multiclase no da más allá del cuarto o quinto grado; pero en lugar de los padrinos recurrimos a las madres anfitrionas”, señala.

Recurriendo a esa vieja tecnología, dice Schulz, se ha construido el programa educativo que permite a los niños y niñas de comunidades dispersas, que deben caminar entre dos a tres horas diarias para acceder al núcleo escolar más cercano, tener la posibilidad de ser acogidos por madres anfitrionas de lunes a viernes.

“Hasta la fecha más de 5 mil niños y niñas se han beneficiado en diferentes partes del país; tratamos de tener un balance de género porque todavía persiste el tema del machismo, hemos tratado de dar estímulos especiales como financiar los útiles escolares de las niñas para aliviar la carga a los padres de familia, pero no es fácil. Tratamos de  mantener y llegar a un 50% y 50% entre niños y niñas”, explica a ANF.

Según Schulz, el efecto del programa no sólo ha sido reducir los niveles de deserción escolar en comunidades dispersas y con niveles de pobreza extrema, sino también generar ingresos económicos a las madres anfitrionas encargadas de dar la alimentación y cuidados a cinco niños o niñas en su casa en la comunidad donde funciona el núcleo escolar que ofrece educación hasta el bachillerato.

“El efecto colateral es que al mandar a los chicos a las mismas casas de las madres anfitrionas, en el pueblo generamos fuentes de trabajo y fuentes de ingresos de estas mujeres; en algunos pueblitos donde hemos entrado con el programa fue la primera vez que las mujeres tenían un billete en sus manos”, señala.

Las anfitrionas son mujeres cuya calificación no es un bachillerato ni formación técnica,  sino tener fama de ser buenas mamás, según explica Schulz. “Tenemos a varias mamás analfabetas que perciben una pequeña remuneración diaria por cada niño y por cada día que atienden al alumno en su casa, y de esa forma se ha creado una nueva industria”, señala.

De Yanacachi a Yunchará

El proyecto piloto llamado Hospedaje Estudiantil en Familia, que nació en 1996 en Yanacachi en Los Yungas de La Paz, llegó a las comunidades más pobres del norte de Potosí y desde hace tres años está también en el municipio de Yunchará en el altiplano tarijeño.

“Se cree que Tarija es todo leche y miel, pero el área rural también tiene zonas altiplánicas que ni yo conocía -que vivo hace 37 años en Bolivia-. En Yunchará hay población dispersa que obliga a niños a caminar dos a tres horas para llegar a su escuela, y en el invierno eso hace que abandonen las clases, a no ser que se les ofrezca una opción”, indica.

El éxito del programa que le ha merecido a la Fundación Pueblo el segundo lugar entre 900 postulaciones en un concurso internacional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) el 2009 y el primer premio de la “Bienal de Inclusión Social 2016” de Colsubsidio de Colombia, tiene que ver con el compromiso y participación de varios actores locales.

“Estamos ofertando la tecnología a los municipios que se interesan, dando cursos y diagnóstico; es importante tomar conciencia que no somos los que debemos manejar este programa hasta el fin de los días, ofrecemos un capital de arranque para que ingrese en el nuevo municipio y en tres años debe haber una organización local del sector público como los gobiernos municipales que deben empoderarse del proyecto y el cuarto año se hacen completamente cargo del programa”, explica.

Schulz dice que la intención de Fundación Pueblo no es de sustituir al Estado, pero si aportar al conocimiento para que la educación pueda mejorar.

“No contamos con grandes financiamientos de grandes ONG, sino más bien son grupos de amigos de Alemania y otros países europeos; una tienda del tercer mundo en la costa del norte, un grupo solidario en Austria, hay una amiga que es profesora y cada año en la feria navideña junto con los papás del colegio preparan queques navideños y lo que recaudan envían a la Fundación, son actos altruistas”, asegura.

La labor de Schulz y su esposa Bárbara Heiss en favor del desarrollo de diferentes municipios en Bolivia, sobre todo en el campo de la educación, el acceso público de la información y el fortalecimiento de actividades productivas, le hizo merecedor de la Condecoración de la Cruz de Caballero en la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania, en nombre del presidente Federal de ese país Joachim Gauck el 2014.

/JMC/ 

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    Hospedaje Estudiantil en Familia