La Paz, 26 de junio (ANF).- Las actual crisis sanitaria en el mundo y sus posteriores consecuencias están ligadas principalmente a la alimentación. Ante esto, expertos recomiendan a las autoridades del Estado invertir de manera urgente en la agricultura campesina e indígena, para garantizar la seguridad alimentaria.
“Lo mejor que se puede hacer es prever y alertar desde todos los espacios sobre esta crisis alimentaria. Lo que está pasando con la pandemia en el tema de la alimentación es preocupante y el gobierno está dando más atención y apoyo al agro empresariado, que produce sólo ciertos productos, en lugar de hacerlo con la agricultura campesina indígena que se caracteriza por su diversificación”, dijo a ANF, el investigador de Fundación Tierra, Wilfredo Plata.
Un estudio reciente sobre la “Contribución de la agricultura familiar campesina indígena a la seguridad y soberanía alimentaria en Bolivia”, establece que este sector se caracteriza por una mayor proporción de mano de obra familiar y mayor diversificación de cultivos que se destinan para el autoconsumo, pero también para el mercado interno, además de que se utilizan semillas propias.
Este estudio, basado en el Censo Agropecuario del 2015, detalla también la contribución de la agricultura familiar y la no familiar en el país. “Se observa que la agricultura familiar tiene una mayor contribución en los productos no industriales con un 57%, pero produce también un 43% de productos industriales”, afirmó Fernanda Wanderley, directora del Instituto de Investigaciones Socio – Económicas (IISEC – UCB), a tiempo de incentivar a un mayor potenciamiento del sector para la alimentación en Bolivia.
Pero para los expertos, la agricultura familiar no ha sido tomada en cuenta en su valor real para el abastecimiento de alimentos en el país, pese a que en el tiempo de cuarentena, fue este rubro quien mantuvo a los mercados abastecidos de los productos de consumo básico.
“Efectivamente la soberanía alimentaria no se garantiza invirtiendo en un sector que sólo se encarga de exportar un producto. Se debe lograr el apoyo a los pequeños empresarios y a la producción agroecológica, y eso implica a las comunidades campesinas e indígenas que producen alimentos frescos y diversos”, agrega Plata.
“El aporte de la agricultura familiar campesina indígena para la canasta básica de productos frescos y diversificados es importante. Y en la pandemia se ha apreciado esa importancia. Por todo esto hay una gran oportunidad para expandir la producción interna y externa”, recalca Wanderley.
Desde el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) también se ha establecido que el 78% de la población rural en Bolivia se dedica a la agricultura familiar y destina el 55% de su producción a los mercados para abastecer y garantizar la seguridad alimentaria en el país.
Frente a la pandemia y sus consecuencias, recientemente la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) emitió un informe en el cual alerta sobre el riesgo que se cierne en la región de caer en pobreza extrema y “una hambruna sin precedentes"..
“Producto de la crisis provocada por la pandemia, la población en condiciones de pobreza extrema en América Latina y el Caribe podría llegar a 83.4 millones de personas en 2020, lo que implicaría un alza significativa en los niveles de hambre debido a la dificultad para acceder a los alimentos”, detalle este informe de la CEPAL.
Ante esta grave crisis y riesgo es que se recomienda que desde los distintos niveles de gobiernos se apoye e invierta en el sector de la agricultura campesina familiar.
“Y eso implica un apoyo económico a los pequeños productores, para que puedan potenciar sus producciones y sistemas, como las carpas solares. Eso se debe fomentar de una vez, pero parece que o está en la idea del gobierno apoyar a esta agricultura sino solo al agronegocio”, afirmó Plata.
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