La Paz, 23 de junio (ANF).- Al igual que otros sectores vulnerables, los adultos mayores son abatidos por la pandemia del Covid-19, entre la precariedad de su supervivencia y el abandono de su familia. En el mundo sus muertes se han registrado, con frecuencia, en residencias y casas de acogida, muchos con indicios de desnutrición.
Hace unas horas se conoció que cerca del 90 por ciento de las personas de la tercera edad en el asilo San Roque, en Potosí, están infectadas con Covid-19. Se trata de 44 personas, entre hombres y mujeres, de edades que oscilan entre los 60 y 90 años.
En menos de 24 horas (viernes y sábado), tres adultos mayores de ese asilo murieron por coronavirus. Son personas de 77, 66 y 79 años de edad.
El pasado 2 de junio, el Jefe Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud, Virgilio Prieto, informó que el 52% de los decesos por el virus en Bolivia se registran en personas mayores de 60 años, por lo cual las medidas de bioseguridad y de cuarentena deben ser mayores y más estrictas para esta población vulnerable.
De acuerdo a organismos internacionales el 19.2% de la tasa de letalidad se concentra en personas de 60 años y más.
Uno de los aspectos que agrava la situación de los ancianos en el país es el abandono que muchos sufrieron por parte de su familia e incluso el desalojo de sus viviendas, y que los obligaron a refugiarse en las calles o en casas de acogida, que en algunas circunstancias agravan su condición física y psicológica, por la depresión y, en muchos casos, la desnutrición.
Este hecho se repite en muchos países del mundo. Uno de los países más afectados es España, donde hasta hoy se registraron más de 19 mil ancianos fallecidos por Covid-19, en residencias de diferentes ciudades.
Para hoy, a tiempo real, este país registra 28.324 fallecidos por coronavirus. Según informó hace unas horas el Ministerio de Sanidad de España; en estos últimos tres meses, unos 19.500 decesos fueron de ancianos, lo que representa un 72% del total de fallecidos por la pandemia.
En Bélgica el panorama es similar, con más de 9.000 muertes y un 55% de mortalidad de adultos mayores en Portugal, los ancianos fallecidos representan un 40%.
“Es una epidemia de tristeza, de gente muriendo en unas condiciones indignas de tristeza”, dijo la doctora Ximena di Lollo, de Médicos Sin Fronteras, quienes recientemente visitaron 500 residencias de ancianos en España para evaluar su situación frente a la pandemia.
La realidad de muchas residencias o asilos de ancianos en países de Europa y América son similares, ya que no están incluidos en el sistema de salud y muchos no cuentan con personal médico permanente para la atención de los adultos mayores.
La situación puede resultar incluso más preocupante porque, en muchas regiones, los decesos de adultos mayores no son contabilizados en las cifras oficiales.
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