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Nacional Seguridad

Violencia sexual y física, los principales males que aquejan a niñas y adolescentes en Bolivia

El Observatorio Regional de América Latina y el Caribe: ‘La Realidad de las Niñas’ sistematiza datos oficiales que dan cuenta de la violencia contra las niñas y adolescentes en el país. Estos reflejan, por ejemplo, que una niña es violentada cada 15 minutos.
28 de Septiembre, 2021
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Foto: Cortesía
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La Paz, 28 de septiembre (ANF).- La situación de los derechos de las niñas, niños y adolescentes (NNA) en el país cada vez es más delicada. Así lo demuestran los indicadores que registran que esta población es víctima, principalmente, de altos niveles de violencia física y sexual. 

Cada día se reportan 110 casos de violencia al día contra esta población. Esto hace que el delito más reportado en Bolivia sea la violencia contra niñas y mujeres. Hasta inicios de agosto de este año, se registraron 24 mil denuncias, según datos de la Fiscalía General del Estado. Esto quiere decir que cada 15 minutos una niña es víctima de algún tipo de vulneración de sus derechos.

Esta compilación de información está reunida en el Observatorio Regional de América Latina y el Caribe: La Realidad de las Niñas´, iniciativa del Plan International (PI) —una organización que promueve los derechos de la niñez y la igualdad de las niñas—.  Esta herramienta visibiliza la realidad de la difícil situación de derechos que afrontan las niñas y adolescentes en Bolivia y la región.

La plataforma lucha contra la falta de información y ofrece evidencia que presenta datos confiables provenientes de 79 fuentes oficiales en temas relacionados a la violencia basada en género; embarazo infantil forzado; además de matrimonio y uniones infantiles tempranas forzadas.

Violencia sexual

Entre los datos más alarmantes, recopilados en el Observatorio, están los relacionados a las denuncias de violencia sexual, principalmente contra niñas y adolescentes mujeres; aunque también los niños son víctimas de violaciones.

En Bolivia, se registraron 1.119 denuncias de violencias sexuales contra niñas, niños y adolescentes, en los primeros ocho meses de 2021. Esta cifra es muy cercana con la que se cerró el año pasado, pues se llegó a 1.308 casos, debido a la vulnerabilidad a la que estuvo expuesta esta población durante las cuarentenas por la pandemia del Covid-19. Durante ese año, las NNAs estuvieron encerradas con sus violentadores sexuales, quienes en la mayoría de los casos eran cercanos a su núcleo familiar.

Necesidad de acciones

Frente a esta dura realidad, que en los últimos años no solo no mejoró sino se incrementó el nivel de violencia contra las NNA, se requieren esfuerzos y compromisos de parte del Estado y de la sociedad civil en su conjunto.

El gerente de Programas de Plan International Bolivia, Armando Oviedo, explica que los datos muestran la naturalización de la violencia a las niñas y los obstáculos que ellas enfrentan para ejercer sus derechos. Por ello, asegura que todos los niveles del Estado deben generar políticas públicas que atiendan esta problemática de manera urgente.

“Se tiene que generar, desde los tomadores de decisión y con el apoyo de la sociedad civil, políticas públicas para asegurar que las niñas vivan en entornos libres de violencia; y que existan mecanismos para prevenir y responder a la violencia contra las niñas. También son necesarias las políticas públicas que fortalezcan sus liderazgos y que posibiliten su inclusión en procesos de toma de decisiones”, afirma.

Asimismo, resalta que es importante que, a partir de la visibilización de estos datos, que debieran significar una alerta para todos, la sociedad civil en su conjunto debe empezar a prevenir y responder hacia la violencia que existe contra la niñez y adolescencia en el país.

“La sociedad debe cuestionar las acciones y costumbres que discriminan a niñas y adolescentes, las normas arraigadas que han endilgado a las mujeres y niñas una situación de inferioridad. Por ejemplo, cuando se dice que son débiles o que no pueden hacer ciertas cosas”, asegura.

Un problema de todos

Oviedo explica que es necesario que se continúe reforzando el empoderamiento de las niñas y adolescentes en diferentes dimensiones para que tengan un rol protagónico hacia el cumplimiento de sus derechos. Por ello, una línea importante en PI es trabajar por la igualdad, los liderazgos y empoderamiento para las niñas. 

Sin embargo, entiende que no debe ser la única estrategia, pues no se puede “dejar la responsabilidad de cambiar la situación de violencia a las niñas únicamente, más bien otros actores tenemos corresponsabilidad”, asevera.

Explica que la violencia contra las niñas responde a las relaciones de desigualdades de género que existen en el país y que están tan arraigadas. Por ello, cuenta, que desde Plan International se trabaja de manera transversal no solamente con las niñas sino también con sus pares varones, para desnaturalizar acciones violentas que posibilitan, por ejemplo, las violaciones sexuales. 

“Las mujeres son vistas como objetos, está muy normalizado; sabemos que hay toda exaltación cuando se reconoce el atributo de la belleza y que la mujer debe tener ciertas características que se están objetivando, eso contribuye a la violencia. Ese relacionamiento que hay desde los hombres con esa carga de violencia, a través del piropo, el acoso naturalizado, la violencia sexual. Por eso es necesario deconstruir este modelo de masculinidad”, dice.

Es así que Plan International  trabaja con la metodología llamada Campeonas y campeones por el cambio, que busca transformar los roles de género. Esta está presente en todos los programas que implementa, con el fin de atacar de manera estructural a la violencia contra las niñas y adolescentes, promoviendo la igualdad.

/ANF/

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    Violencia infantil