La Paz, 19 de abril (ANF).- El exministro de Gobierno, Carlos Romero, advirtió que actualmente el narcotráfico ha rebasado al Estado boliviano; aseguró que el proceso “revolucionario” enfrenta a tres enemigos, la corrupción, el faccionalismo y la burocracia; también dijo que no pretende volver a ser ministro porque no tiene la intención de pagar por los votos resolutivos de los dirigentes.
La exautoridad hizo declaraciones sobre diversos temas en una entrevista realizada en la cuenta de Facebook de Detrás de la Verdad. Recomendó no ser “miopes” sobre una lectura a la luz de los resultados en las últimas elecciones subnacionales, porque si bien el MAS ganó en el área rural, es evidente que perdió en el espacio urbano, específicamente en las capitales y ciudades más importantes y en las regiones.
Lo que es evidente, dijo, es que “El MAS no ha podido mantener el monopolio en el campo popular en la última década y media. El MAS ya no es el único representante -por lo menos a la luz de estos resultados- del campo popular, han surgido nuevas representaciones”, lo que genera una “interpelación” al MAS, sostuvo Romero.
Añadió que el desafío del MAS “es restituir la convergencia”, preciso que las dirigencias políticas y las organizaciones sociales deben asumir la responsabilidad de haber optado por candidaturas que no eran fuertes y que “no han tenido el peso suficiente para cohesionar”. Asimismo, dijo que es “absolutamente falso” que el líder del MAS Evo Morales hubiera decidido a “dedazo” las candidaturas.
Por otra parte, hizo hincapié en el proceso “revolucionario” el que va a enfrentar a “tres enemigos”: la corrupción, el faccionalismo o divisionismo y la burocracia. “Cuando una revolución es penetrada por la corrupción o el faccionalismo esa revolución va a tender a abortar”.
En el tema de la corrupción afirmó que en Bolivia “hay demasiada corrupción, ha empezado a salir en los ministerios; hay otra corrupción transversal que no está saliendo a la luz, pero va a salir a la luz y eso es algo realmente preocupante.
Destacó las decisiones del ministro de Gobierno, Carlos Del Castillo, que asumió medidas inmediatas de investigación para aprehender infraganti al exministro de Desarrollo Rural y Tierras, Edwin Characayo. “La corrupción se la condena y castiga”, sostuvo Romero, al señalar que el ministro del que en el pasado fue parte merece un “espaldarazo”.
Planteó “mano dura” contra la corrupción, y que “si la depuración es insuficiente hay que hacer una purga”, porque de lo contrario se puede “lamentar la frustración del proceso revolucionario”.
Cuestionó que las organizaciones sindicales o las decisiones corporativas pretendan definir la integración de las estructuras de la gestión pública. Consideró una “barbaridad inaceptable” que presuntamente cobren por designación de cargos, emitiendo votos resolutivos de apoyo.
Al realizar una evaluación del gabinete de Luis Arce, comentó que el perfil de liderazgo en muchos casos es “insuficiente” y que no acompaña la gestión plenamente. Dijo que su intención no es promocionarse, porque “No podría ser ministro, no voy a pagar a dirigentes para que me hagan votos resolutivos”, afirmó.
El Estado rebasado por el narcotráfico en Beni
El exministro Romero quien en su gestión también estuvo a la cabeza de la lucha contra el narcotráfico, observó que el país se esté “aplazando” en la lucha contra este ilícito en el departamento de Beni.
“Yo partiría de una afirmación, el Estado boliviano en este momento ha sido rebasado por el narcotráfico en el departamento de Beni”, sentenció la exautoridad. Por esa razón dijo que los “peces gordos” del narcotráfico como Lima Lobo, “Techo de paja” “no caen en Bolivia”; incluso sugirió que en el país hubieran “financiado campañas electorales”.
“Que aparezcan nuevas autoridades electas la hija, alcaldesa; el alcalde electo de Trinidad, el gobernador electo del Beni, que aparezcan en recepciones privadas con personas que estaban vinculadas con el narco que cumplían sentencia, que luego aparecieron mágicamente liberadas como la señora Castedo, eso es gravísimo”, sostuvo Romero.
Manifestó que durante el periodo del “golpismo” fue evidente que hubo una liberación de narcotraficantes y una cobertura del ilícito que “no se ha podido retomar el control en la lucha contra el narcotráfico”.
Romero enfrentó uno de los peores escándalos vinculados al narcotráfico en su gestión, el de Pedro Montenegro, un narcotraficante condenado en Brasil a más de 11 años de prisión. En Bolivia, había burlado las solicitudes de extradición de Brasil desde 2015 bajo la protección de jefes policiales, incluso acusaciones a autoridades judiciales, recién en 2019 se entregó.
En su gestión también aparecieron fotografías de personajes vinculados al narcotráfico con altas autoridades de Estado, sin embargo, el hecho siempre fue minimizado. Por ejemplo, el exministro apareció en una fotografía junto a Pablo Ramos Lima, presidente del Club Real América, investigado desde 2014 por legitimación de ganancias ilícitas; ese año intentó ser candidato pero su nombre fue eliminado después que se supo que era investigado por lavado de dinero del narcotráfico.
"Antes una fotografía era una muerte civil, hoy parece una anécdota", manifestó Romero.
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