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Nacional Seguridad

Ministro Romero revela que al menos un 25% de coca se desvía al narcotráfico

El ministro de Gobierno Carlos Romero en entrevista con ANF se refirió a la existencia de "palos blancos" en la comercialización de coca, cuyos nombres no coinciden con el Segip. Asimismo reveló que existe una "cifra negra" de exportación de coca a la Argentina, cree que debe ser un tema en la agenda de reunión de los presidentes Macri y Morales.
30 de Octubre, 2017
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El ministro de Gobierno, Carlos Romero en entrevista con ANF. Foto: ANF

La Paz, 30 de octubre (ANF).- El ministro de Gobierno, Carlos Romero, en una entrevista con ANF reveló que al menos un 25% de la producción de coca en Bolivia se desvía para la actividad ilícita del narcotráfico y una “cifra negra” se exporta de manera ilegal a la Argentina.

La autoridad hizo un espacio en su cargada agenda para recibir a este medio de comunicación, una vez que llegamos a su despacho se tomó el suficiente tiempo para responder a cada una de las consultas en materia de narcotráfico.

Asegura que como nunca y con esfuerzo propio el Gobierno está luchando contra el narcotráfico, y que temas aislados repercuten porque existe relación con familiares vinculados con algunos miembros del MAS.

Niega que existan “cárteles” en Bolivia o que el Gobierno tenga vínculos con el narcotráfico. Ratifica que el país no es productor de cocaína sino se mantiene como un territorio de “tránsito” para el tráfico de drogas, además de otras actividades ilícitas como el tráfico de personas, de armas o el contrabando.

Agencia Noticias Fides (ANF): Ministro ¿por qué los casos como los de Romer Gutiérrez o Adhemar Andrade Lima Lobo son conocidos y detenidos en Brasil. Bolivia no sabía de sus actividades?

Carlos Romero: Hay que destacar que en materia de lucha contra el narcotráfico la cantidad de detenidos en Bolivia está en el orden de 4.000 personas por año, de las cuales una buena parte son extranjeros. Así como hay bolivianos que son sorprendidos trasladando droga, hay extranjeros sorprendidos por la Policía trasladando droga, los casos son innumerables.

Un caso de cisterna que pasó los controles de Dirandro (Dirección Antidrogas de Perú) fue detenido con gran cantidad de marihuana había ingresado por desaguadero, eso fue a raíz que Dirandro advirtió a la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico, si bien pasaron controles técnicos información de inteligencia que esa empresa estaba traficando droga, se procedió a hacer una revisión minuciosa de orden manual y se confirmó que la droga fue forrada por nueve capas materiales especiales y neutralizaba los detectores técnicos.

O el caso de bolivianos que fueron sorprendidos metiendo droga a Madrid en un vuelo comercial de Bolivia, la revisión se la hizo a raíz de una solicitud de la Policía del país. Si bien en los controles no se encontró nada en ese vuelo internacional se advirtió que en la plataforma se hizo un extraño movimiento de un paquete que fue introducido después que se habían cerrado los controles de equipaje.

Es decir, lo que quiero significar que estos casos (Gutiérrez y Lima Lobo) se los mediatiza con una dimensión significativa, porque tienen vínculos familiares con una excandidata del MAS o porque es una persona que trabajó con una concejala del MAS en Santa Cruz, si no hubiera sido eso no le hubieran dado ninguna importancia.

Casos más grandes son relativizados en el enfoque mediático, porque el trabajo de muchos medios es interesado, ante la incapacidad de la oposición política de hacer oposición real al Gobierno, algunos medios acuden en su auxilio  y tratan de denostar la labor del Gobierno aún a costa de dañar la imagen del país.

Muchos casos relevantes no tienen la misma preocupación como estos. En el caso Lima Lobo, hemos dicho que la policía viene trabajando hace tiempo, que no hubiera habido acción policial, operativos o apertura de causa ante la justicia (eso) llamaría la atención, pero fue detenido y liberado tres veces por los jueces. Estamos hablando de un caso que no se puede acusar de inacción al dispositivo policial.

ANF: ¿Usted cree que la dimensión del narcotráfico no es tal sino es solo mediático?

Carlos Romero: No he dicho eso. Sino que tenemos 165% de operativos en promedio mayores que cuando estaba la DEA, claro, cuando se trata de alguien que tiene de algún nexo con el MAS eso si es motivo de revuelo, pero los otros casos no, no merecen más que una pequeña cobertura. No he dicho que el tema de la droga es un tema mediático. Pero algunos medios de comunicación usan el tema políticamente. Cuando expongo los nexos familiares de los dos jóvenes detenidos en Brasil, algunos medios como Página Siete en primera plana pone: ‘el Ministro de Gobierno admite que su madre fue candidata del MAS’, entonces, es un enfoque sesgado, parcializado, eso quiero significar.

ANF: ¿Preocupa estos nexos familiares que incluso indirectamente vinculan al MAS? ¿Cuál es el mensaje político?

Carlos Romero: Preocupa también los nexos con Unidad Demócrata y el MNR. Entonces no es un problema del MAS, el problema es que haya gente vinculada al narcotráfico. No estamos en un país donde los cárteles controlan a los políticos como sucedió en el gobierno de Víctor Paz Estensoro, Hugo Banzer Suárez y Jaime Paz Zamora con la complicidad y protección de Estados Unidos, porque les quitaron las visas y se las restituyeron después, porque era mejor ser narcotraficante con presencia política en el ámbito nacional que ser dirigente sindical que denunciaba el neoliberalismo. En esa valoración política EEUU claramente toma una posición. No estamos en esa época.

En Bolivia no existen cárteles, aquí en Bolivia el Gobierno no tiene vínculos con el narcotráfico, pese a la campaña perversa que hizo EEUU en los últimos 12 años a través de medios como Veja o TNT y dándole cobertura a un asesino y narcotraficante como (Carlos) Sánchez Berzaín que se convierte en un portavoz acusador. Es un Gobierno que encaró la lucha contra el narcotráfico como ningún otro, destinando recursos, tecnificando las acciones, multiplicando operativos, generando mecanismos de control, rompiendo con sindicatos que pretenden imponer cultivos ilegal de coca cuando haya que hacerlo.

La lucha contra el narcotráfico ha adquirido connotación de política de Estado lo hacemos con esfuerzo propio y tenemos reconocimiento de la comunidad  internacional. De lo contrario ¿cómo la Unión Europea aprobaría un programa quinquenal de 60 millones de euros, si no estaría de acuerdo con las acciones del Gobierno? o ¿cómo la UNODC certificaría que Bolivia es el país que más esfuerzos ha hecho para la erradicación de coca? Lo que ha sucedido en Bolivia no tiene precedentes.

En Colombia los cultivos de coca se han multiplicado en 200%, en Perú en 60% en los últimos dos años, si esa fuera la línea de razonamiento, entonces, diríamos que Colombia y Perú son narco estados, diríamos que sus gobiernos son prisioneros de los narcotraficantes o que sus presidentes son operadores del narcotráfico, eso sería caer en una injusticia terrible.

En el caso de Bolivia a diferencia de lo que sucedía en los años 80 cuando la superficie superaba las 50.000 hectáreas o en los 90 cuando superaba las 45.000, ahora tenemos una superficie que supera las 20.000, pero existen esfuerzos reales de reducción y obviamente eso significa que hay un Estado que trabaja todos los días para enfrentar este delito transnacional (…) La Junta Internacional de Fiscalización y Estupefacientes (JIFE) ha destacado las acciones del Estado boliviano en materia de lucha contra las drogas.

No por dos casos donde haya este tipo de nexos familiares o con alguna persona del MAS vamos a tratar de estigmatizar al MAS, porque si sería así, diríamos que toda la familia de (la senadora) Jeanine Añez  o todo su partido político son narcotraficantes, porque su sobrino fue encontrado con droga en Brasil, pero no puedo caer en ese extremo y ser injusto.

ANF: ¿Usted sostiene que no hay cárteles en Bolivia, sigue manteniendo que solo hay emisarios?

Carlos Romero: Hay que revisar las investigaciones en materia de narcotráfico, de organizaciones criminales, en cuanto a experiencias en lucha contra las drogas y ahí se darán cuenta qué es un cártel. Un cártel es una estructura compleja, una organización criminal con capacidad militar, económica, logística, de construcción de tejido social y de dominio territorial, eso es lo fundamental. El cártel de Cali se llamaba así porque había logrado un control en el núcleo territorial de Cali, igual el cartel de Medellín, de Tijuana, de  Sinaloa y el PCC que se articula en torno a Rio de Janeiro o el Comando Vermelho.

Entonces en Bolivia no hay enclaves territoriales controlados por organizaciones criminales vinculados al narcotráfico, Bolivia es un territorio tránsito. Si Bolivia fuera un productor de cocaína como era en la década de los 80, porque en Colombia no había producción de cocaína y por eso teníamos fábricas de producción de cocaína y capos del narcotráfico como Roberto Suarez, Barbas Choca, Meco Domínguez y Oso Chavarría (…).

Pero en cuanto al control territorial y sometimiento de poblaciones locales y expulsión de la institucionalidad y normativa estatal, esa realidad no existe. Lo que existe es que usan Bolivia como tránsito y sus fronteras como posibilidad de instalación de laboratorios de cristalización.

Insisto con los datos del gobierno de EEUU, solamente el 1% que de cocaína que ingresa a EEUU proviene de Bolivia y el resto de Colombia y Perú.

ANF: ¿No cree que hay riesgo en que estos grupos de narcotraficantes que usan al país como tránsito pretendan perforar el MAS?

Carlos Romero: Nunca vamos a estar de brazos cruzados. Por nuestra posición en Sudamérica siempre estamos expuestos a que todo tipo de delitos transnacionales operen por nuestro territorio. Por ejemplo, la trata de personas, en determinado momento  el tráfico de haitianos a través de Bolivia con destino a Brasil alcanzaba cifras realmente críticas, por eso definimos acciones drásticas para neutralizar este hecho. Ahora no solo hay tráfico de drogas sino de armas las que circulan desde mercados ilegales de EEUU y transitan por Bolivia para llegar a Brasil donde por la guerra de sus cárteles hay una demanda de armas. Tenemos un problema estructural del contrabando, en muchos casos el Estado ha sido rebasado por esta actividad, eso por las amplias fronteras. Nunca vamos a estar contentos ni de brazos cruzados (…).

Son fenómenos transnacionales por eso planteamos que estos temas sean trabajados en el marco de la responsabilidad común y compartida (…).

Los criterios de selección para instalarse en un sitio son por poca presencia poblacional, debilidad institucional, poca presencia policial y áreas donde existan muchos accesos, esos son los lugares que prefieren las organizaciones criminales.

ANF: ¿Cuánto se ha avanzado en control de fronteras o ahí sigue existiendo mucha debilidad?

Carlos Romero: Tenemos muchísima debilidad. Porque son 7.000 kilómetros de frontera, más del 50% de frontera corresponde a la Amazonía brasileña y dos terceras partes de las fronteras corresponden a la frontera peruana-brasileña (…). Obviamente en Bolivia tenemos controles pluviales, terrestres, lacustres, pero no tenemos control del espacio aéreo. Muchas veces se preguntarán ¿por qué se elige a Bolivia como país tránsito? por su ubicación geográfico pero también porque no tiene control aéreo. Perú tiene un control parcial, Brasil tiene un control importante con 176 radares instalados en una década.

ANF: Pero están previstos los radares

Carlos Romero: Si. Por eso la instalación de radares será importante. Las zonas de mayor sensibilidad en el caso de Bolivia son las tierras bajas, es decir en el oriente,  el Chaco y la Amazonía. El Chaco básicamente con el tema de marihuana y en otros, el tráfico de cocaína y es por la extensión de estos territorios. Las  tierras bajas representan las dos terceras partes de la superficie territorial donde habita el 40% de la población. Estamos hablando de tierras extensas, población pequeña, dispersa, desconectada y un área que no tiene la suficiente integración física. En esas condiciones el trabajo es complejo, se ha mejorado mucho con patrullajes aéreos para tener un mejor control, pero no es suficiente.

ANF: ¿Estas condiciones hacen que Bolivia sea atractiva ara esta actividad?

Carlos Romero: Exactamente. Pero también por estas características no se puede instalar un cártel, porque necesita condiciones, porque un cártel es como una mini republiqueta del narcotráfico. Esto lo que facilita es el transito preferentemente.

ANF: Hay dos mercados legales de coca Villa Fátima y Sacaba, pero de acuerdo a los datos de UNODC por Sacaba no pasa toda la coca sino usan otras vías. ¿Es posible otro mercado para la comercialización de coca en Cochabamba? ¿Cómo se controlan esa coca que sale hacia Santa Cruz?

Carlos Romero: Esos dos mercados operan formalmente, ahí están los registrados y autorizados para la comercialización de coca. Yo no me inclino por la idea de habilitar un tercer mercado sino de multiplicar los controles. Se supone que en toda la ruta Cochabamba y Santa Cruz tenemos una serie de trancas que son las que hacen las requisas de los motorizados, probablemente hay que reforzar en rutas alternas o habrá que tener mayor rigurosidad, no creo que sea un problema de los mercados formales sino de los controles.

Me permití hacer una denuncia preliminar que en el caso de Adepcoca, los registros tienen un porcentaje importante de datos que no corresponde con el Servicio General de Identificación Personal (Segip), es decir que podría haber una  gran cantidad de palos blancos registrados, que están formalmente autorizados para la comercialización (y) que puede ser un problema en Sacaba y Villa Fátima, por eso haremos auditorías y vamos a biometrizar estos registros.

Hay múltiples mecanismos por los cuales se puede eludir controles. Por eso planteamos que los controles no se realicen a los taques sino a otras modalidades que pueden camuflar la circulación de coca y tercero necesitamos más controles.

Tenemos muchos operativos de incautación de droga, pero le pedí a la Policía que incremente los operativos de control de circulación de coca, porque evidentemente hay un porcentaje importante de coca que se desvía al narcotráfico, fundamentalmente en la zona de San Germán, Nuevos Horizontes, sobre las que hemos incrementado presiones y la actividad ha bajado y hay una tendencia de desplazamiento a algunos lugares hacia la Chiquitanía y hacia el Beni.

ANF: ¿Cómo funcionan estos palos blancos?

Carlos Romero: Adepcoca y la organización de Cochabamba (Seis Federaciones) se supone que tienen registrados con credencial a los comercializadores autorizados para transar la hoja de coca en el mercado legal, pero resulta que si hay palos blancos registrados con identidades falsas (…) porque igual tienen credencial  pero no corresponde a la base de datos del Segip, entonces hay personas que están registradas como legales pero bajo identidades y documentos falsos, esos comercializadores de hecho ya corresponde a un porcentaje de comercializadores ilegales.

ANF: ¿De cuántos palos blancos estamos hablando?

Carlos Romero: De manera preliminar, estamos hablando por lo menos entre 20 a 25% del registro que pueden tener esta complicación.

ANF: ¿Es un dato alto no?

Carlos Romero: Sí, es alto.

ANF: Es ese porcentaje que se puede estar desviando al narcotráfico

Carlos Romero: Exactamente.

ANF: Hasta ahora, ¿no se había establecido de cuánto se desvía al narcotráfico, verdad?

Carlos Romero: Si uno asume que, por decirle, ahora hay 23.000 hectáreas cultivadas de coca, de acuerdo a los estudios y proyecciones, deberíamos estar  por unas 17.000 hectáreas que abastecerían el consumo interno. Entonces, estaríamos hablando más o menos de 6 mil que haciendo un cálculo de volumen de producción se estaría desviando (al narcotráfico). 

ANF: ¿Cuánto es eso en volumen?

Carlos Romero: Podemos hacer calcular con una fórmula. Pero hay que tomar en cuenta que hay una comercialización de hoja de coca en frontera que también representa una cifra negra. Según  un cálculo estaría incluido dentro de las 17.000 hectáreas que estimamos responde al mercado legal, esa es la coca que va al norte argentino. La comercialización es ilegal, el consumo de coca es legal. Hay un porcentaje ilegal que se exporta en frontera. Eso no modifica la tendencia que estaríamos hablando de casi un 25 % de hoja de coca que se desvía a la actividad del narcotráfico.

De las 17.000 de 23.000, hablamos de casi una cuarta parte que no corresponde a  lo que estimamos se consume y se exporta a la Argentina.

ANF: ¿De dónde mayormente, de Cochabamba o de La Paz?

Carlos Romero: Eso también ha sido  un debate. Hay indudablemente de ambas  zonas, posiblemente en porcentajes distintos, por eso estudiamos los mecanismos a través de los cuales se puede camuflar la circulación de la coca y eso opera tanto con los Yungas como con el Chapare.

ANF: ¿Este nivel de exportación de coca es preocupante?

Carlos Romero: Si. Es un tema que debe ser resuelto en algún momento. Ojalá el presidente (Mauricio) Macri y el presidente (Evo) Morales lo puedan tocar en la reunión que van a tener próximamente.

/NVG

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