Raúl Peñaranda U.
La Paz, 21 de diciembre (Brújula Digital-ANF).- En las 61 veces que Bolivia votó en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas durante este año lo hizo de la misma manera que Rusia, según un recuento realizado por Brújula Digital.
El voto de Bolivia es tan coincidente con el de Rusia, que incluso la vez que ese país se abstuvo en un tema, nuestro país también optó por esa posición. También, en las cinco veces que Rusia usó su poder de veto en el Consejo de Seguridad, Bolivia actuó en concordancia, votando “no”, según el registro de sufragios que mantiene las NNUU en su portal oficial.
En 55 de esas ocasiones, las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad fueron por consenso de sus 15 miembros (cinco permanentes, entre los que está Rusia) y 10 rotativos, entre los que se ubica Bolivia. A nuestro país, siguiendo un sistema de rotación por continentes, le tocó ser miembro para el período 2017-2018. Los otros miembros permanentes son Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y China.
De esas 61 veces, en cinco de ellas, debido al veto ruso, ese cuerpo no logró llegar a un acuerdo y fue siempre secundada por Bolivia. Esas cinco oportunidades se refirieron al respaldo que le da el Gobierno ruso al de Siria, especialmente impidiendo que se investiguen las masacres mediante el uso de armas químicas.
El voto boliviano a favor de Siria y en contra de sanciones por el uso de armas químicas en esas cinco oportunidades generó la irritación de los delegados de países europeos y otros, se establece en la transcripción de los discursos que están en el portal mencionado. Estos figuran en inglés y fueron traducidos no oficialmente.
En otras varias ocasiones, Bolivia apoyó a Rusia en votos procedimentales, sobre todo destinados a dilatar decisiones sobre los asuntos de fondo para el caso de Siria e incluso para evitar sanciones contra Corea del Norte. El representante de Bolivia ante NNUU es el exministro de Gobierno Sachas Llorenti.
Papel de “tonto útil”
“Pienso que Bolivia está jugando el papel de tonto útil, cumpliendo a ciegas las directrices de Rusia, cuyo accionar en la crisis siria responde a intereses geopolíticos que Vladimir Putin se ha propuesto defender a ultranza”, señaló la experta internacionalista Karen Longaric.
Longaric expresó que “Bolivia ha exhibido la misma obsecuencia alineándose a Rusia y China, al tratar de evitar fijar procedimiento para el necesario análisis que debe realizar el Consejo de Seguridad sobre la violación de los derechos humanos en Corea del Norte”
El exdiplomático de Bolivia en varios países, Gonzalo Montenegro, agregó que “es equivocado” que el país se alinea en todas las oportunidades con Rusia. “Tal vez en el corto plazo el Gobierno gane de esa relación, pero en el largo plazo es el país el que pierde”, agregó. “Esto obviamente es ideal para Rusia, pero no sé si es ideal para nuestro país”, contó.
Montenegro lamentó que Bolivia respalde a Rusia en aspectos tan sensibles como impedir que se sancione al régimen sirio por el uso de armas químicas. “Un país puede votar de distintas maneras en el Consejo, pero una línea debería ser siempre respaldar el principio de defensa de los derechos humanos. Intentar proteger a quienes cometen masacres con armas químicas no puede ser parte de una política de Estado de Bolivia”, dijo.
Longaric coincidió con ello: “el antecedente más vergonzoso del rol de Bolivia como miembro no permanente del Consejo de Seguridad fue en ocasión de la votación de la resolución de condena al uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar Al Asad”. Ello, agregó, coloca a Bolivia “como un país alineado a causas que han generado y generan horrorosas crisis humanitarias”.
Cinco vetos de Rusia con apoyo de Bolivia
El uso de armas químicas por parte del Ejército sirio contra bolsones de resistencia y la población civil fue uno de los temas internacionales más importantes de 2017. En las cinco oportunidades que el Consejo de Seguridad intentó emitir resoluciones de condena contra el uso de esas armas o extender la vigencia del Mecanismo Conjunto de Investigación (JIM, por sus siglas en inglés), que se dedica a investigar esos casos, Rusia impidió que ello sucediera.
El presidente ruso Vladimir Putin es uno de los aliados principales del régimen sirio de Bashar Al Asad, acusado por sus rivales de cometer crímenes contra la humanidad, especialmente usando armas químicas contra la población civil.
Rusia, por tanto, respalda a Siria y evita que se sancione o se condene las acciones de su Gobierno. Bolivia, en todas esas ocasiones, apoyó la posición de Siria.
La colaboración de Bolivia para imposibilitar incluso la condena a los ataques (ni siquiera de ejercer sanciones) causó irritación en otros miembros del Consejo.
Tras el ataque químico en la localidad siria de Jan Sheijun y la negativa de condenar al Gobierno de Bashar Al Asad y ordenar investigar los hechos, el representante francés del Consejo de Seguridad, François Delattre, dijo “Francia está devastada por el resultado de la votación de hoy. Deploramos profundamente el hecho de que (…) el Consejo no haya podido llegar a un acuerdo sobre un proyecto de resolución simple y equilibrado que condene y trate de arrojar luz sobre lo sucedido en Jan Sheijun”.
Según la transcripción de los discursos, Matthew Rycroft, representante del Reino Unido, dijo al respecto: “Este no era un texto político. Se trata de un proyecto de resolución técnico en respuesta a un informe imparcial y fáctico elaborado por el JIM. Era un informe que todos pedimos. Fue una investigación que todos apoyamos. Pero en lugar de respaldar el proyecto de resolución, hemos visto una vez más que Rusia está dispuesta a abusar de su poder de veto para respaldar al régimen (sirio), que no tiene respeto por su propio pueblo, que no tiene en cuenta las reglas básicas de la guerra ni los tratados internacionales, un régimen que ha bombardeado y asediado indiscriminadamente a su propia gente, un régimen que ha convertido las armas químicas en su propia población”.
También Corea del Norte
No solo Bolivia respalda los casos tendentes a impedir las sanciones por el uso de armas químicas. Esta semana se sumó a un intento de bloqueo por parte de Rusia y China a que se realice una reunión en el Consejo de Seguridad sobre los derechos humanos en Corea del Norte, que era reclamada por países occidentales.
El Consejo decidió el 11 de diciembre, por un voto de 10 a favor y tres en contra –China, Rusia y Bolivia– permitir que siga adelante el esfuerzo de lograr una declaración contra Corea del Norte. Egipto y Etiopía se abstuvieron.
En ese caso, Bolivia se sumó a China y Rusia en el voto procedimental, tratando de impedir que se realice la sesión, fase en la que los miembros permanentes no tienen derecho a veto.
La cancillería boliviana no respondió un cuestionario enviado para que explique la posición del país en el Consejo de Seguridad.
La posición oficial de Bolivia en el Consejo
La posición oficial de Bolivia transmitida por el representante Sacha Llorenti en las diferentes sesiones es de “rechazo enfático” al uso de armas químicas y contra las violaciones a los derechos humanos en Corea del Norte.
En varias oportunidades Llorenti ha expresado su posición al respecto. El 16 de noviembre, cuando fracasó el intento de prorrogar el trabajo del Mecanismo Conjunto de Investigación sobre las armas químicas en Siria, Llorenti expresó: “Bolivia reitera que condena de la manera más firme y categórica el uso de agentes químicos como armas. Es un acto criminal injustificable donde sea, como sea y por quien sea que lo lleve a cabo, ya que su uso es una grave violación del derecho internacional y una amenaza para la paz y seguridad internacionales”.
Llorenti agregó: “Estamos comprometidos en continuar trabajando para fortalecer los procesos de investigación en una manera más transparente, y para eso, hacemos un llamado al Consejo para resolver sus diferencias internas y hacer esfuerzos para mantener la unidad en un tema tan importante para la comunidad internacional”.
Sin embargo, al final el voto de Bolivia fue de respaldo a Rusia para no prorrogar las funciones del Mecanismo Conjunto de Investigación sobre el uso de las armas químicas.
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