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Nacional Política

Bolivia lejos de la recesión, pero con una desaceleración permanente sin signos de mejora

Sin embargo, ante el temor de no conseguir la re-re-relección, agregó un analista, el Gobierno gastará a “manos llenas” para mostrar que “todavía continuamos en un proceso de auge”.
22 de Diciembre, 2017
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Foto: Página Siete
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La Paz, 22 de diciembre (ANF).- La economía boliviana está lejos de pasar por una etapa de recesión pese a la desaceleración permanente que hasta el momento no muestra signos de cambiar de rumbo, coincidieron en señalar los analistas económicos Armando Álvarez y Alberto Bonadona.

La desaceleración económica inició en 2015 y se mantuvo hasta la presente gestión con una tendencia a la baja de los principales indicadores económicos.

La desaceleración se entiende como un proceso de disminución transitorio del ritmo de crecimiento  económico, y se manifiesta porque en un periodo dado la tasa de crecimiento es menor que en similar periodo inmediatamente anterior.  

“La economía está creciendo menos que los años anteriores, pero sigue creciendo, hay una desaceleración, pero no hay recesión”, remarcó Álvarez.

“La desaceleración viene afectando tanto al sector productivo como al sector de servicios, pero los más perjudicados están directamente vinculados a la exportación”, enfatizó el analista.

En octubre, el titular de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Ronald Nostas, planteó un trabajo conjunto entre el sector público y privado para recuperar la dinámica de crecimiento de la economía.

“La disminución del crecimiento bajo ninguna circunstancia puede ser motivo de celebración para nadie”, indicó Nostas luego de conocer el informe del Ministerio de Economía sobre el crecimiento económico del país.


Álvarez confía en que el Gobierno tomará “las medidas adecuadas para no llegar a la recesión”, aunque reconoce que “en el mediano plazo es muy difícil revertir la situación” actual.

Para el economista Alberto Bonadona, la desaceleración es resultado de la caída del precio del petróleo, que hasta el momento no da señales de una verdadera recuperación, así como tampoco de los minerales, aunque apunta, con cierto optimismo, que los países industrializados puedan impulsar la subida del precio.

“Estamos en una etapa de desaceleración de la economía, y todavía no con signos de recuperación, pero no estamos en una crisis”, remarcó Bonadona que estima que la gestión 2018 será promisoria para el país.

Oficialmente se considera que existe recesión en un país cuando la tasa de variación anual del Producto Interno Bruto (PIB) es negativa durante dos trimestres consecutivos.

Sin embargo, para Bonadona en la gestión 2018 habrá gasto “a manos llenas” de parte del Gobierno por ser un año preelectoral, lo que incidirá en el crecimiento del PIB del país. “Uno podría pensar que el próximo año vamos a superar el 4%, con certeza, y no sería nada raro que nos aproximemos al 4,5%”, dijo.

Para esto, agregó, no interesará mucho si la inflación aumenta porque “se ha mantenido relativamente baja este año, a pesar de los gastos del Gobierno”.

“Un país como Bolivia, dado el tamaño que tiene y todas las condiciones en que se vive, un déficit fiscal que supere el 10% o 12%, desde mi perspectiva, no es nada para asustarse”, subrayó.

Precisó que, en cambio, aumentará la inflación, pero si hasta ahora con un déficit fiscal cercano al 8% la inflación no llegó ni al 4%. “Esto quiere decir que en ese campo podría aumentarse el déficit con un impacto no muy notorio en el índice de inflación”.



Ante el temor de no conseguir la re-re-relección, agregó, el Gobierno gastará a “manos llenas” para mostrar que “todavía continuamos en un proceso de auge”.

Pero a Álvarez le preocupa que el Gobierno siga utilizando el gasto público para evitar que la desaceleración sea mayor, porque “indudablemente no puede seguir gastando al ritmo que lo viene haciendo porque lo hace con déficit fiscal, es decir lo está financiando con deuda y eso tiene un límite”.

En un principio el Gobierno no aceptó que se diga que la economía del país se encuentra atravesando por una desaceleración. Pero en septiembre, el Presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Pablo Ramos, reconoció este hecho cuando dio a conocer los resultados del crecimiento económico por sectores productivos.

“Hemos tenido una desaceleración en los sectores vinculados con la demanda externa, concretamente con el tema de los hidrocarburos y la minería”, expresó.

Precios sin recuperación

Álvarez considera que al margen de que se recuperen los precios de las materias primas, “indudablemente hay un hecho que tiene que ver con las reservas que tiene el país tanto de hidrocarburos como de minerales”.

“Si los precios (de las materias primas) se recuperan (habrá mayores ingresos), pero indudablemente el país ya no tiene las reservas (de hidrocarburos) suficientes para su explotación”, remarcó.

Indicó que si bien el gobierno recientemente ha firmado unos acuerdos para la exploración de hidrocarburos, estos procesos toman tiempo para concretar resultados.
 
Para Bonadona, el sector de hidrocarburos no se va a recuperar, aunque puede experimentar una leve mejora en sus precios, “pero las demandas que se van a tener por gas no van a poder ser cumplidas por falta de exploración”.

Respecto al sector minero, dijo que todavía va estar aletargado, y lo que habría que saber es si el sector agropecuario, de manera interna, logra una recuperación. “Si bien en 2016 ya mostró un crecimiento positivo, habrá que ver si eso se puede mantener”.

/ANF/

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