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Nacional Política

Antipersonaje: El minibusero de La Paz

Los minibuseros son esos personajes paceños indispensables para la marcha diaria de la ciudad, pero a la vez, son repudiados por gran parte de la ciudadanía, la que los culpa por el mal servicio que prestan.
30 de Diciembre, 2016
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Foto: ANF
Mariela Laura

La Paz, 30 de diciembre (ANF).- Abordar un minibús en La Paz puede ser una experiencia estridente, estresante e insegura. Sin embargo, ahí van los paceños, en minibús porque el radiotaxi es caro, el Puma Katari no abastece y el Teleférico no cubre las vías troncales.

Subir a un minibús es una experiencia estridente porque que la música chicha sale a todo volumen de los parlantes. Es estresante porque el pasajero podría terminar discutiendo con el chofer por la ruta, el trameaje, el cambio, el arranque veloz, el frenazo, o por cualquier otra cosa. Y, puede ser insegura porque los choferes no respetan las rutas, dejan al pasajero en cualquier parte y a cualquier hora del día y de la noche, toman otras vías que no están en su ruta y, por si con eso no bastara, juegan al rally de la velocidad con sus colegas para ganar a los pasajeros en el camino.

Así y todo, no falta el chofer que cuelga un letrero que dice: “Aquí todo es chévere, el minibús, el chofer, el ayudante”. ¿En serio? Yaaaaaaaaaaaa, dirían los más amenos.

¿No te gusta la música? ¿No te parece que le tramo es el correcto? ¿No quieres que sobrecargue con pasajeros en la espaldera? Mejor cállate o te mandarán a bajar. “¿Por qué no te tomas un radiotaxi?”, es lo menos que te dirán.

¿Te subiste al minibús sin agarrarte de los asientos? Ten cuidado, puedes terminar de bruces en el fondo del Minibús porque el chofer, seguro, arrancó a toda velocidad ni bien pusiste los pies en su unidad.

“Vivo por la zona Pasankeri Sur, lamentablemente por mi zona solo hay una línea de minibuses, que es la 836 y esos señores, si se los puede llamar así, son todos unos groseros, maltratan a todos los que obligatoriamente tomamos esa línea y no salen a la hora y lo peor es que los vehículos son sucios y huelen mal”, expresa un vecino.

Si eres de los cándidos que espera el minibús en la parada de siempre, ten cuidado, podrías pescar un resfriado y una tortícolis esperando que aparezca la unidad porque, seguro, se fue por otra ruta. Eso pasa con  más frecuencia en las noches. Los que saben de las mañas, corren a otra esquina a esperarlos.

Si el pasajero es niño, anciano, mujer embarazada o una madre con un bebé en brazos, lo más probable es que el chofer pase raudo fingiendo no haber visto a nadie levantar el brazo.

“Estoy embarazada y me encontraba junto a mi madre que es de la tercera edad esperando minibús en la esquina de la exfábrica Said. Hicimos parar uno para poder subir, pero pasaron de largo porque creo que sabía que subiríamos lento y todos los vehículos pasaban directo. Al final nos embarcamos en un taxi.  Son muy malcriados”, relató una ciudadana en la página de facebook de “Fuera Minibuses de La Paz”.

“Con el alza de tarifas, legalizaron el trameaje”
Desde el 22 de febrero, el alcalde Luis Revilla autorizó el incremento de pasaje de 1.50 a 2 bolivianos y garantizó que el transporte público prestaría un mejor servicio y, además, destacó que se eliminaría el trameaje. Sin embargo, la iniciativa no funcionó y, según muchos ciudadanos, la disposición edil de incrementar las tarifas sólo legalizó el trameaje que consiste en no cubrir la totalidad de la ruta, sino dividirla en varias partes, de tal manera que el usuario termina pagando dos o tres pasajes por llegar a su casa.

Los vehículos ahora tienen una “certificación de calidad” otorgada por el municipio, que supuestamente acredita que el motorizado tiene las mejores condiciones, pero la anunciada mejora terminó siendo, en la mayoría de los casos, un tapiz de tela polar en los asientos, un mini basurero en la parte delantera y una caja que simula ser un botiquín. Entre las “mejoras” se incluyeron letreros que piden a los usuarios que “no sean cochinos”, que “cierren la puerta con cuidado”, entre otros.

Por lo demás, el pasajero sigue golpeándose la cabeza al entrar y sigue adquiriendo uno que otro moretón en las piernas o las rodillas al tratar de entrar en los minúsculos asientos.

Y, pese a que aumentó el precio del pasaje, los voceadores no regresaron y la gente tiene que abrir y cerrar por sí misma la puerta. No faltan los malhumorados que la tiran con fuerza o que simplemente la dejan abierta. Es una forma de venganza.

En La Paz hay 300.000 motorizados, de las cuales 34.000 pertenecen al transporte público, es decir, 10%. De acuerdo a la comuna paceña, el 70% de la población, un total de 2.000.000 habitantes  usa el servicio público y el resto tiene coche o se traslada a pie.

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