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Muere Kofi Annan, exsecretario de la ONU y Premio Nobel de la Paz

El diplomático ghanés enfermó cuando regresaba de Sudáfrica tras acudir a la conmemoración del aniversario del nacimiento del líder sudafricano Nelson Mandela.
18 de Agosto, 2018
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Kofi Annan, Premio Nobel de la Paz y exsecretario general de las Naciones Unidas. Foto: Hoy
La Paz, 18 de agosto (ANF).- Kofi Annan, Premio Nobel de la Paz y exsecretario general de las Naciones Unidas, falleció en Suiza a los 80 años de edad, según informó su familia.

“Con una inmensa tristeza la familia Annan y su Fundación anuncian que Kofi Annan, antiguo secretario general de las Naciones Unidas y laureado con el Nobel de la Paz, ha fallecido tranquilamente después de una corta enfermedad”, ha anunciado la Fundación en un comunicado.

El diplomático ghanés enfermó cuando regresaba de Sudáfrica tras acudir a la conmemoración del aniversario del nacimiento del líder sudafricano Nelson Mandela.

Annan fue hospitalizado en Ginebra y, después, fue trasladado en avión a un centro médico de la capital, Berna, donde falleció. Su mujer Nane y sus hijos Ama, Kojo y Nina estuvieron con él durante los últimos días de su enfermedad.

El diplomático, nacido en Kumasi (Ghana) en 1938, tuvo comienzos humildes, pero logró llegar al mando de la Secretaría general de la ONU, donde estuvo dos mandatos (1997-2006). También se hizo acreedor del Premio Nobel de la Paz en 2001, compartido con la ONU por “su trabajo por un mundo mejor organizado y más pacífico”.

Durante sus años al frente de la ONU, Annan siempre se distinguió por su lucha por la paz y la defensa de los Derechos Humanos. Después de dejar el cargo, el diplomático continuó trabajando por la paz desde la Fundación que lleva su nombre. De origen ghanés, Annan estuvo siempre comprometido en la lucha contra el racismo y se involucró en numerosas iniciativas para aumentar el desarrollo en el continente africano.

Desde que era joven, Annan demostró sus dotes de liderazgo y su habilidad para salvar la confrontación a través del diálogo. El hijo del gobernador de la provincia de Ashanti, benjamín de la estirpe de aristócratas de la tribu Fante, organizó con éxito una multitudinaria huelga de hambre en su internado para lograr mejoras en el menú de la cantina.

Los admiradores incondicionales del exsecretario general de Naciones Unidas cuentan ésta y otras muchas historias en las que la figura de Annan cobra dimensiones míticas. El ghanés estaba llamado a convertirse en un gran pacificador. El mismo lo creía. Por eso, su larga carrera en el organismo de paz por excelencia fue una lenta y estudiada ascensión hasta el máximo puesto de árbitro de la distensión mundial. Porque Annan fue el primer funcionario de carrera de la ONU que logró llegar a la cumbre de la organización con 63 años.

Gracias a ello y a su afabilidad encontró muchas simpatías y respeto dentro de una organización que durante años se sintió vapuleada por los intereses de las grandes potencias. Annan fue el delfín perfecto de Washington para acabar con años de despilfarro en la ONU. Su formación era preponderantemente norteamericana. Estudió Economía en el Macalester College de Minnesota; y realizó un máster de Gestión en el MIT de Boston.

Entre 1993 y el 1997, creó un mecanismo que permitía incrementar en 87.000 el número de efectivos bajo bandera de la ONU en caso de crisis. También su paso por el Alto Comisariado para los Refugiados (1980-1983) le hacían más apto para dirigir la ONU en los 90, una década plagada de crisis humanitarias.

Cuando en 1997 llegó a la sede de Naciones Unidas lo primero que hizo fue acudir a Washington a estrechar la mano de Clinton. Muchos interpretaron aquello como un símbolo de su docilidad frente a EEUU. Sin embargo, la organización estaba en serios problemas económicos y sólo un secretario con buenos lazos con la Casa Blanca podría lograr que el gigante norteamericano pagase las cuentas atrasadas.

Debido a las dudas sobre su independencia, Annan puso a prueba las tentaciones de control de EEUU en 1998. Cuando las amenazas de nuevos ataques se cernían sobre Irak, Annan viajó hasta Bagdad y logró uno de sus mayores éxitos diplomáticos. Sadam Husein aceptó el regreso de los inspectores de armas y se evitó un raid aéreo. Aquella misión lo convirtió en un héroe en la ONU, necesitada de un impulso moral. Sin embargo, sus gestiones no lograron frenar la guerra en Irak, lo que consideró su mayor fracaso al frente de las Naciones Unidas.

“Petróleo por alimentos”

De hecho, su balance quedó ensombrecido por acusaciones de corrupción en el caso de “petróleo por alimentos”. El escándalo salpicó a grandes corporaciones y funcionarios de la ONU y al propio Annan, por las conexiones de su hijo, Kojo, con una empresa suiza proveedora de servicios bajo ese plan.

Annan intentó recuperar el papel líder de la organización en asuntos como la lucha contra el racismo. Las conferencias contra el sida o el racismo han recuperado el lustre de los grandes eventos de la ONU, si bien sus resultados han sido más que cuestionables.

No obstante, su historial en el despliegue de los cascos azules en el mundo fue puesto en tela de juicio. Algunos funcionarios de Naciones Unidas cuestionaron en su día los méritos del Nobel recordando los sucesos de Ruanda. En un informe de la ONU sobre el fracaso de la misión humanitaria en ese país africano, su nombre aparecía en lugar destacado.

Annan dijo en 1999 que se arrepentía “por no haber podido prevenir este crimen”. Conforme la violencia entre hutus u tutsis aumentaba en el país, la ONU redujo sus efectivos. Cuando los refuerzos de paz llegaron, Ruanda ya había padecido la peor carnicería desde la Segunda Guerra Mundial.

En 1996, como enviado de la ONU en la antigua Yugoslavia, Annan coordinó el rápido repliegue de los cascos azules de la región balcánica, que fueron sustituidos por tropas de la OTAN. De esta forma, logró ahorrar a Naciones Unidas cientos de millones, pero también puso en cuestión la función misma de la organización como árbitro de paz.

En febrero de 2012, fue elegido por la ONU y por la Liga Árabe para llevar a cabo una mediación en la guerra en Siria, pero tiró la toalla cinco meses después. Acusó entonces a las grandes potencias de mantener persistentes divergencias que transformaron su mediación en “misión imposible”.

Annan se mantuvo en activo hasta sus últimos días, liderando la delegación de la ONG The Elders, fundada por Nelson Mandela, que visitó Zimbabue durante el proceso electoral a finales de julio.

“He intentado situar al ser humano en el centro de todo lo que emprendemos: de la prevención de los conflictos al desarrollo, pasando por los derechos humanos”, afirmó al aceptar el premio Nobel de la Paz en Oslo. (Tomado de El Mundo)

/ANF/

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