La Paz, 2 de octubre (ANF).- Alrededor del próximo Sínodo Amazónico, a realizarse en el Vaticano del 6 al 27 de octubre, existen al menos tres tensiones que desde la perspectiva de Mauricio López, Secretario Ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), son momentos de confrontamiento en algunos sectores, pero también constituyen una oportunidad para animar un cambio necesario en la Iglesia Católica.
Durante una charla en Arandú -espacio virtual de formación organizado por la Red de Oficinas de Comunicación de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina (CPAL)- Mauricio López indicó que las tres tensiones estarían alrededor y dentro del Sínodo de la Amazonía y que para entender este Sínodo Especial, es necesario entender también sus tensiones:
1. Su dimensionalidad, es un Sínodo territorial de nueve regiones que representan a siete Conferencias Episcopales que tienen un rostro propio, una particularidad específica, pero que a su vez este territorio tiene una relevancia universal.
“El Papa en audiencia privada nos decía 'no pierdan el foco'. Indudablemente es un Sínodo que también tiene una dimensión universal. No solo se habla de un Sínodo de la región sudamericana, Se habla de un territorio que es clave para el futuro planetario . Entonces, dimensión territorial es igual de importante que la su dimensión universal solo que tenemos que entender el proceso primero reflexionar sobre la composición del lugar”, aseguró López.
2. Sínodo como estructura específica. Tiene rasgos particulares y hay dos temporalidades que están en conflicto del kairós (Dios se revela en el tiempo propicio) que entra en tensión en la urgencia del kronos o la necesidad de responder a la crisis ambiental de manera inmediata.
3. Los que quieren que la iglesia no cambie, de una visión centralizadora que quieren mantener un ejercicio de poder desde el centro y aquellos que plantean una mayor sinodalidad que van en la línea de la descentralización. El control de poder sobre los lineamientos eclesiales y el deseo del Papa Francisco - expresado en la encíclica Evangelio Gaudium, y desde el Concilio Vaticano II- donde perfila una iglesia más descentralizada con iglesias locales que tengan un mayor protagonismo y donde las Conferencias Episcopales también tengan un grado más amplio de toma de decisiones sobre su vida, sobre sí mismas, como sucede con las iglesias de patriarcados o iglesias orientales.
“Aquí se está dando la disputa más fuerte (…) en estas dos últimas tensiones están los grandes ataques que estamos recibiendo. Los grandes ataques están en la tensión sobre la crisis climática y el rol de la iglesia ahí y, luego, en las reformas de la iglesia y sobre los procesos internos de querer que nada cambie versus la idea de una iglesia mucho más colegial y sinodal”, afirma López.
Finalmente, López enfatizó que el Sínodo Amazónico es un proceso, y verlo solo como la asamblea que va a acontecer en octubre en el Vaticano es “un gran error” porque este momento que vive la iglesia es fruto de un camino eclesial histórico, es decir, un proceso de largos pasos que incluyó de manera directa a cerca de 87.000 personas de toda la Panamazonía con más de 22.000 en Asambleas, Foros y ruedas de conversa, y al menos 65.000 personas participaron en escuchas preparatorias previas. En ese sentido, sería muy importante lo que suceda en el Vaticano, pero lo más importante es lo que vendrá después en la fase de implementación de todo lo reflexionado.
La Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Pan-Amazónica convocada por el Papa Francisco para reflexionar sobre la “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, tendrá lugar del 6 al 27 de octubre.
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