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Iglesia

Cuatro años de reformas del Papa Francisco

Francisco se ha erigido en estos cuatro años como un indiscutible líder espiritual, mirado con simpatía también por otros cristianos como ortodoxos, anglicanos y protestantes. Y también por no creyentes.
12 de Marzo, 2017
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Papa Francisco. Foto: ACI Prensa
Papa Francisco. Foto: ACI Prensa
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La Paz, 12 de marzo (ANF).- El 13 de marzo de 2013 fue elegido el primer papa no europeo, latinoamericano, Jorge Bergoglio, el Papa Francisco. Llegado “casi desde el fin del mundo”, como él mismo se presentó en el balcón central de la basílica de San Pedro, se propuso reformar la Iglesia siguiendo los pasos del santo de Asís, del Vaticano II y de sus predecesores.

La sencillez y el estilo evangélico de Bergoglio, su opción preferencial por los pobres y su empeño por mostrar una Iglesia misericordiosa y misionera ha logrado el llamado “efecto Francisco” en todo el mundo. Incluso en lugares donde los cristianos son minoría, como el norte de África o Extremo Oriente, se sigue con atención sus gestos.

Desde su posesión, Francisco emprendió varias reformas. En estos cuatro años, ha reforzado el control en los casos de pederastia y sobre las finanzas del Vaticano. Ha promovido por tanto una reforma que es limpieza.

Francisco se ha erigido en estos cuatro años como un indiscutible líder espiritual, mirado con simpatía también por otros cristianos como ortodoxos, anglicanos y protestantes. Y también por no creyentes.

Esta buena imagen facilitó por ejemplo la mediación entre Cuba y Estados Unidos, logrando que se normalizaran las relaciones hasta ese momento.

Su próximo golpe fue la encíclica dedicada a la ecología y el medio ambiente. Después vino la “ecología del amor”, presentado en ese apasionado canto titulado Laudato sí.

Otro acto de Francisco fue la carta en que anuncia el permiso temporal para que los sacerdotes perdonen a las mujeres que abortaron y que estén arrepentidas “de corazón”.

El Papa también sorprendió cuando en medio de una audiencia general abrió una puerta para nuevas formas de familia, al referirse a los divorciados que han vuelto a tener pareja como “personas que no están excomulgadas, como algunos piensan”, sino que “forman parte siempre del Iglesia”.

Otro aspecto es la aceptación a las personas gay. Cuando los periodistas le consultaron sobre la homosexualidad, y específicamente sobre un supuesto “lobby gay” al interior de la Iglesia Católica, el Papa dijo: “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El catecismo de la Iglesia Católica lo explica de forma muy bella. Dice que no se debe marginar a estas personas por eso”, precisó el pontífice.

El pontífice también abrió puertas a los refugiados con la iniciativa pionera de una parroquia de Roma. El Papa pidió a todos los católicos de Europa que acogieran al menos a una familia de refugiados.

Los voluntarios de la parroquia de San Frumenzio, en Roma, fueron unos de los primeros en acoger a refugiados tras las palabras del Papa. Han convertido en tarea fácil el proceso de acogida con su pionera iniciativa.

Llegada a Bolivia

La llegada de Francisco a Bolivia el 8 de julio en 2015 tuvo un gran impacto en la población. En su primer día en suelo boliviano, el Pontífice sorprendió con una frase: “Estoy pensando en el mar. Diálogo. El diálogo es indispensable”, dijo en la Catedral Metropolitana de La Paz en alusión al litigio que enfrentan Bolivia y Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya por una salida con soberanía al mar.

También habló  sobre la diversidad cultural, de las 36 lenguas originarias, de los símbolos patrios y de dos categorías que el presidente Morales menciona en distintas intervenciones: originarios milenarios y originarios  contemporáneos.

Francisco se refirió a los movimientos sociales y propuso tres tareas: poner la economía al servicio de los pueblos;  unir nuestros pueblos en el camino de la paz y la justicia; y, defender la Madre Tierra. “La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, devastada, vejada impunemente”, alertó.

Cerró su participación con palabras que denotaron la confianza que pone en la gente y en su capacidad movilizadora. “El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los pueblos”, expresó Francisco. (Tomado de medios y agencias)

/ANF/

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