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Economía

IBCE: Agroindustria afronta precios bajos, falta de competitividad y desventaja por Mercosur

En criterio de Gary Rodríguez, gerente General del IBCE, los biocombustibles (etanol y biodiesel) ayudarán a incrementar la producción de alimentos.
10 de Julio, 2019
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El gerente del Instituto de Comercio Exterior, Gary Rodríguez, (IBCE). Foto: ANF.
El gerente del Instituto de Comercio Exterior, Gary Rodríguez, (IBCE). Foto: ANF.
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La Paz, 9 julio (ANF).- La agroindustria afronta el panorama más complejo de las últimas décadas con una coyuntura de precios bajos, falta de competitividad por la carencia de políticas públicas y con la tarea futura de competir en desiguales condiciones con países del Mercosur, que tienen mejores condiciones de producción, cuando Bolivia concrete su ingreso pleno a ese bloque, según Gary Rodríguez, gerente del Instituto de Comercio Exterior (IBCE).

Lamentablemente el súper ciclo de precios altos de 2004 a 2014 ayudó a esconder la “incompetividad sistémica” que tiene Bolivia, según el experto en comercio exterior.

“Con altos costos logísticos y de transporte, restricciones a la exportación, precios internos regulados y el uso de un solo un evento biotecnológico para la soya. Y ahora el país debe salir a competir con socios del Mercosur que tienen mejores condiciones, uso de biotecnología, mejor posición logística, escalas de producción y buenas prácticas agrícolas, el problema es más complejo”, dijo Rodríguez.

Bolivia espera integrarse al Mercosur como socio pleno, sólo está pendiente que el Congreso de Brasil ratifique el protocolo de adhesión, pero la aprobación se demora. Sectores como los industriales han visto una gran oportunidad en la reciente firma del acuerdo comercial entre Mercosur y la Unión Europea. Pero no es el caso de los agroindustriales que más bien ven una competencia del bloque sudamericano disputando mercados andinos a la soya boliviana.

“Siempre hemos planteado que había que avanzar hacia el Mercosur, pero también teníamos que avanzar en mejorar la competitividad. Lamentablemente no se la hizo y estamos ante una tormenta perfecta”, dijo.

Esta tormenta, según Rodríguez se ve reflejada en bajos precios, baja productividad sobre todo en los pequeños productores que aún no se recuperan de las pérdidas que dejó la sequía de 2016. “Los agroindustriales tienen que salir a competir en una situación dispar con la torta de soya, harina, aceite refinado y aceite crudo”, explicó.

Sin embargo, Rodríguez dijo que Bolivia mejoró su nivel de competitividad. El uso de un evento de biotecnología en la soya aumentó la producción de 1,9 a 2,2 toneladas por hectáreas, pero aún está lejos de 2,6 toneladas, 2,8 toneladas y hasta 3 toneladas por hectáreas de países del Mercosur, incluso Paraguay, explicó.

Bajo la premisa de garantizar el abastecimiento interno, el Gobierno impuso restricciones a la exportación de alimentos. El sector azucarero llegó a acumular más de un millón y medio de quintales antes de que se autorizara exportar el excedente sin tomar en cuenta que el almacenamiento implica costos para los productores, dijo.

“No debería haber restricciones, se debe liberar el comercio, el pleno uso de biotecnología y apoyo desde el estado con políticas públicas para aumentar la productividad”, aseguró.

La crisis es más dura con los pequeños productores. Si uno de ellos pudiera tener mejor productividad y producir 2,2 toneladas por hectárea, Bolivia tendría mejores condiciones para afrontar los precios bajos y el impacto de las plagas. Pero ahora los costos son altos y la productividad es baja. El libre comercio ayudará a enfrentar mejor condiciones desfavorables, según el IBCE.

Ante críticas de activistas y ambientalistas al modelo de los biocombustibles, Rodríguez reclamó "ecuanimidad" para poner en la balanza las ventajas y desventajas. 

"La subvención no es sólo para el sector productivo, hasta el gas está subvencionado. Pero el sector productivo genera alimentos, empleo e inversión, en otras palabras, alimenta al país”, dijo.

Según Rodríguez, el IBCE ha demostrado con estudios que los biocombustibles son sostenibles y ayudarán a disminuir la importación de combustibles fósiles y la subvención. Dijo que mientras más soya se produzca, habrá más combustible para el trigo, frejol y otros alimentos importantes.

“Somos uno de los últimos países en entrar a los biocombustibles. Incluso Europa importa desde Argentina, todos los países, incluyendo Estados Unidos los producen. Como institución, aplaudimos estas medidas que mejorarán la productividad, reducirán los costos de producción en el agro, generan empleo y diversificarán la matriz energética”, manifestó.

Bolivia avanzó en la soberanía alimentaria contrariamente a lo que se dice, según el Gerente del IBCE, quien reconoció que el capítulo pendiente es el trigo, pero observó que el déficit de producción responde al bajo precio del producto en el mercado interno.

Rodríguez admitió sin embargo que, el ingreso de los biocombustibles al mercado no se ha dado de la mejor manera, desmontando previamente “algunos mitos” preexistentes.

/JMC/ 

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