La Paz, 12 agosto (ANF).- Sólo una mayor “conciencia social” permitirá avanzar con los proyectos hidroeléctricos que tiene en carpeta el Gobierno, principalmente el de Rositas, afirmó el ministro de Energía, Rafael Alarcón, en respuesta a las comunidades rurales del norte de Santa Cruz que se oponen al ambicioso proyecto.
“Los inconvenientes sociales que pueda ocurrir lo que hacen es cerrar proyectos, postergar sueños; y si Santa Cruz quiere postergar ese sueño, vamos a lamentarlo mucho. Habrá que esperar un poco más hasta que la conciencia social nos permita seguir adelante con estos proyectos”, dijo en Yacuiba.
Doce comunidades involucradas en ese emprendimiento temen que la construcción de la represa inunde vastas zonas agrícolas y ganaderas con el consiguiente perjuicio para sus economías y han demando una consulta previa e informada. Hasta la fecha no se difundió el estudio de impacto ambiental.
El proyecto prevé una inversión de 1.514 millones de dólares para la construcción de represa en el Río Grande para la generación eléctrica de 600 megavatios (MW). El embalse inundará 449 kilómetros en las regiones de Abapó, Izozog y Florida y permitirá regar hasta 165 mil hectáreas para uso agrícola.
“Rositas está en agenda, es un proyecto anhelado por Santa Cruz, no sólo por el sector energético. La gente demanda la regulación del Río Grande donde tendremos un complejo de ocho aprovechamientos hidro-energéticos. Estamos estudiando tres de ellos y queremos arrancar con Rositas”, sostuvo el ministro de Energía.
Alarcón dijo que Rositas y otros proyectos hidroeléctricos que impulsa el Gobierno en la Cuenca del Río Beni, como Chepete y Bala “permitirán mejorar los ingresos para el erario nacional” y convertirán a Bolivia en el “corazón energético” de Sudamérica.
El Gobierno del presidente Evo Morales lleva adelante fuertes inversiones para la exportación de energía eléctrica ante una caída de ingresos por exportaciones de gas natural.
El contrato suscrito en septiembre de 2016 entre la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) con la Asociación Accidental Rositas (AAR) para la ejecución de la ingeniería, construcción, montaje, suministro, pruebas y puesta en marcha del proyecto hidroeléctrico no contó con la consulta previa, libre e informada.
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