La Paz, 21 septiembre (ANF).- El superávit energético cayó estrepitosamente desde el 2015 –cuando alcanzó su pico más alto- de $us 2.857 millones a Sus 850 millones durante el primer semestre de 2019, según el análisis del exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos.
De acuerdo al analista, el superávit energético el 2010 fue de $us 2.190 millones, el 2011 de $us 2.904, el 2012 de $us 4.372 millones, el 2013 de $us 5.007 millones y el 2014 de $us 5.007 millones.
Sin embargo, señala que a partir de 2015 los precios y volúmenes de las exportaciones de gas natural se redujeron significativamente y, paralelamente, las importaciones de diésel y gasolina subieron substancialmente, “lo que bajó el superávit energético abismalmente”.
“En 2015, el superávit se ubicó en $us 2.857 millones, en 2016 en $us 1.419 millones, en 2017 en $us 1.610 millones, el 2018 en $us 1,744 millones. Los datos oficiales a junio de 2019 arrojan exportaciones de gas natural de $us 1.219 millones e importaciones de diésel y gasolina de $us 762 millones”, indica el experto.
En ese marco, señala que este 2019, se mantendrá el escenario del primer semestre el superávit, que se ubicará entre $us 800 a 850 millones.
“¿Qué hacer para tratar de revertir esta coyuntura pasado el periodo eleccionario y a partir de enero de 2020?”, consulta Ríos e inmediatamente responde que: “El país necesita dólares de exportación urgentemente”.
El experto recomienda dos medidas de corto plazo y una de largo plazo para revertir en algo la situación en un sector imprescindible aún para la economía nacional.
Sugiere gestar legislación y regulación inmediata para incentivar nueva producción de petróleo en campos pequeños y maduros para producir en breve plazo, de 5 mil a 6 mil barriles de petróleo por día o más y dejar de importar para otorgar vida a las refinerías, con producción de $us 150 a 200 millones por año.
También recomienda gestar y negociar un contrato plano, sin el pico del 100% en invierno de gas natural con Argentina y contratar toda la capacidad de producción restante con Petrobras y otros compradores en Brasil, luego de abastecida la demanda interna.
“Finalmente, en 2020 debatir y promulgar nuevas disposiciones en hidrocarburos, que permitan nueva y masiva exploración, no solo de gas natural en estructuras grandes y zonas tradicionales, sino también en estructuras pequeñas, de petróleo y en zonas no tradicionales”, señala.
Álvaro Ríos plantea dejar de una vez el “fifty/fifty” de la Ley 3058 que ha matado el circuito exploratorio y ha dejado sin dólares a la economía nacional.
“Bolivia ha tenido un ciclo espectacular de bonanza económica con ingresos rentistas, basado principalmente en exportaciones de gas natural (…). A partir de 2007, y hasta 2014, los precios internacionales para el gas natural de exportación comienzan una escalada sin precedentes”, dice.
De la misma manera, apunta que los volúmenes de exportación de gas natural comienzan a elevarse, fruto de la rampa de demanda del contrato firmado con Brasil en 1996 y que arranca en 1999.
“Como consecuencia del contrato firmado con Argentina, a partir de 2010 los volúmenes de exportación escalan aún más”, señala.
Sin embargo, indica que hace aproximadamente dos décadas que se importa cada vez más diésel y más recientemente gasolina, por la reducción en la producción de petróleo y condensado asociado a la producción de gas natural.
Estas importaciones –advierte el analista- también fluctúan con los precios internacionales del petróleo y significan erogación de dólares; la diferencia entre exportaciones de gas natural e importaciones de diésel y gasolina marcan el superávit o déficit energético para Bolivia.
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