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Economía

CEDLA: La crisis agravada por la pandemia reveló que la fortaleza económica era un espejismo

“Así, la gestión económica del gobierno (de Áñez) transitó por la misma línea de su antecesor y su ineficiencia acabó siendo apenas una diferencia de matiz de la misma, principalmente por haberse desarrollado en un contexto de una crisis sanitaria insólita”, remarca.
30 de Abril, 2021
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Vendedores ambulantes en La Paz. Foto: RTP
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La Paz, 30 de abril (ANF).- La crisis acelerada, que inició en 2014, y se agudizó por la pandemia del coronavirus, en 2020, reveló que la versión del blindaje y la fortaleza de la economía del país, proclamado por el ahora presidente Luis Arce, cuando era ministro de Economía, no era más que un espejismo, concluye el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) en el artículo “La política económica del gobierno de Arce: un plato recalentado” publicado en la revista Alerta Laboral N° 88.

“La crisis acelerada y agudizada por la pandemia no ha hecho más que revelar el espejismo de la fortaleza de la economía y el carácter espurio de los avances en materia de reducción de la pobreza enaltecidos por el actual gobierno continuista”, se lee en parte del texto publicado.

Remarca que el famoso blindaje de la economía no resistió la paralización parcial de algunos meses, como parte de la política antiCovid del gobierno de Transición, “mostrando que las enormes rentas percibidas durante década y media por el gobierno de Evo Morales no sirvieron para impulsar la transformación productiva de la agricultura ni de la industria, sino para desplegar una política populista destinada a mantener en el poder indefinidamente al caudillo”.

A esto se suma que la inevitable caída de los ingresos de la gente que vive “del día a día” incrementó el ejército de pobres e indigentes, y terminó con el “milagro” del proceso de cambio.

El gobierno de Luis Arce, en los cerca de seis meses de gobierno, señala el CEDLA, ha insistido en la versión de que la economía nacional está en crisis debido a la pésima gestión del gobierno transitorio de Jeanine Añez. Inclusive, ha llegado a sostener que ese gobierno, que duró aproximadamente un año, “habría destrozado la economía provocando el retroceso en todas las ‘conquistas’” del anterior período. 

“Un discurso que ensayó desde febrero de 2020, cuando denunciaba ya que en los tres primeros meses del gobierno de Añez se había implementado una economía neoliberal y que llevaría al menos dos años ‘reconstruirla’”, indica.

El discurso tiene, además del objetivo de atribuir toda la responsabilidad de la crisis al gobierno transitorio —ciertamente ineficiente y corrupto— ocultando que dicha tendencia venía desarrollándose cinco años antes de la renuncia de Evo Morales, “el propósito de ‘curarse en salud’, es decir, de anticipar las dificultades del gobierno de Arce para cumplir lo prometido generosamente durante la campaña electoral”. 

Aunque las cifras macroeconómicas de 2020 muestran un deterioro extraordinario de la economía, agrega el CEDLA, no resultan sorprendentes pues se inscriben en un comportamiento tendencial que arranca en 2014. “La tasa del PIB había venido cayendo sostenidamente desde un 5,5% para 2014, hasta un 2,2% para 2019, por la reducción de la actividad de sectores estratégicos como hidrocarburos (-10,6%) y minería (-2,4%), lo que derivó en abultados déficits comercial (260 millones de dólares) y fiscal (7,7%), debido a la elevada dependencia fiscal de los ingresos de la exportación de gas natural y minerales, como corresponde al patrón de desarrollo primario exportador vigente”. 

La errática administración del gobierno transitorio, señala el CEDLA, reflejada especialmente en medidas como la reducción de la inversión pública, la paralización de muchas empresas públicas y la corrupción, “afectó también el nivel de actividad económica, situación que impactó negativamente sobre la población, verificándose un incremento inusitado del desempleo (8% como promedio anual) y el deterioro de los ingresos económicos, especialmente para el grueso de la fuerza de trabajo que desarrolla actividades denominadas ‘informales’”. 

Medidas del gobierno transitorio, como la otorgación de bonos extraordinarios y subvenciones en el costo de algunos servicios públicos para aliviar la situación de los grupos sociales más pobres, fueron insuficientes, contrastando con la magnitud de los recursos financieros dispuestos para facilitar la liquidez de los bancos y las facilidades otorgadas en la sombra a terratenientes y empresarios agroexportadores, agrega. 

Refiere que esa orientación de la política económica revelaba la preferencia gubernamental por los sectores empresariales y la priorización que hizo de la actividad económica por encima de la salud, que se debatía en una aguda crisis de infraestructura, personal médico y de insumos, heredada de la desatención del gobierno de la década y media pasada, de Evo Morales. 

“Así, la gestión económica del gobierno (de Áñez) transitó por la misma línea de su antecesor y su ineficiencia acabó siendo apenas una diferencia de matiz de la misma, principalmente por haberse desarrollado en un contexto de una crisis sanitaria insólita”, remarca.

/ANF/

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    Crisis económica en Bolivia