“Belleza
artificial”, los maniquíes del artista paceño José Jorge Saavedra
Lo que fue una historia íntima,
casi una ceremonia personal, es hoy una muestra que se exhibirá del 18 de
diciembre al 12 de enero en Galería Altamira en la ciudad de La Paz.
La Paz, 18 de diciembre (Agencia de Noticias para el Desarrollo AND).- De
alguna manera vivimos en una suerte de irrealidad, en un espacio donde todas
las cosas pueden estar revestidas de fantasía o donde no queda más que añadirle
fantasía a las cosas para hacerlas tolerables. En ese mundo, un maniquí es más
que una figura congelada y solitaria, protagonista de vitrina o arrumbado
cadáver plástico envuelto por el olvido de los desvanes. Es una imagen
cotidiana y, como tal, un algo o un alguien con el que compartimos la vida.
Tal vez por eso, José Jorge
Saavedra (La Paz, hace algunos años) eligió convertirse en una suerte de
hechicero de los escaparates. No sólo captó las imágenes de innumerables
maniquíes dispersos en la geografía de su vida, sino que descubrió en ellos la
posibilidad de reinventar la realidad, de transgredirla. Y entonces, como un
juego que se fue transformando en oficio, apostó por la recreación de ese mundo
silencioso y aparentemente ajeno.
Lo que fue una historia íntima,
casi una ceremonia personal, es hoy una muestra que se exhibirá del 18 de
diciembre al 12 de enero en Galería Altamira (San Miguel, Bloque M-4, José
María Zalles 834).
“Realmente no me acuerdo cuándo
ni dónde tomé la primera fotografía a un maniquí, pero sin duda pasear por la
calle no ha vuelto a ser lo mismo desde ese día, y con el pasar de los años mis
ojos comenzaron a buscarlos en escaparates, calles y tiendas; mirarlos con
detalle, con la obsesión del que colecciona imágenes”, cuenta José Jorge
Saavedra.
“Gabriela”, “Camila”, “Lola”,
“Martín” y “Emilio”, entre otros personajes forman parte de ese itinerario
azaroso por vitrinas de La Paz y otras ciudades. No es una muestra común, es un
experimento destinado a provocar una experiencia, un paraíso de belleza
artificial, repleto de silenciosos adanes y evas, a los que el artista les hizo
probar el fruto prohibido de la creación.
José Jorge Saavedra es un
explorador de imágenes, no sólo de maniquíes, también de los grafitis que
aparecen y desaparecen fugazmente de los muros, esa caligrafía urbana que nos
ofrece un vistazo del día a día, una protesta o una declaración de amor.
Nada escapa a su mirada, todo es
captado por su cámara y luego transformado por la imaginación. Si hace casi
medio siglo hubo alguien que se atrevió a hacer arte con una lata de sopa y
marcó una tendencia, la osadía de José Jorge Saavedra podría ahora seguir la
misma suerte. Vale la pena ver su trabajo.
//Agencia de Noticias para el
Desarrollo