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Opinión

SOBRE ARIOS Y ORIGINARIOS

30 de Julio, 2010
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MANFREDO KEMPFF SUAREZ
Por
Manfredo Kempff Suárez (*) Debemos reconocer que el Presidente Morales tiene una virtud innegable, y es que siempre está
diez o veinte minutos, una semana o un mes, delante de sus adversarios. Se trata de una intuición admirable, que, en política, cuenta mucho. A falta de libros, buenas son las tincas. S.E. huele en el aire cuándo lo pueden poner en brete y entonces acierta con zafarse – o intentarlo – de la manera más sutil. En los últimos días ha venido denunciando que – para variar – los EEUU están en una conjura para endosarle vínculos con el narcotráfico. Esto dice S.E. como si fuera la primera vez que los gringos se van a quejar de la enorme tolerancia que el actual Gobierno tiene con el cultivo de la coca y con la sobreproducción de cocaína de los últimos años. Sabe S.E. que el talón de Aquiles que puede serle mortal está en que Bolivia se ha abierto sin control a las mafias narcotraficantes, al extremo que el candidato favorito a la presidencia de Brasil, José Serra, ha acusado al gobierno boliviano de “cómplice” en el contrabando de cocaína que se hace a la nación vecina y que resulta ruinoso en vicio y muerte. S.E. ya acusó a los EEUU de tratar de desestabilizarlo con el tema de la droga, justo horas antes de que se publique en todas partes del mundo que el amauta Valentín Mejillones (nombre garciamarquiano) es un narcotraficante. ¡Pero cómo! ¿Un amauta, un guía espiritual narco? Pues sí señor. Encontraron en la casa del amauta, tras un operativo policial, 250 kilos de droga líquida para ser convertida en clorhidrato. Y, para colmo, tenía de acompañantes a dos colombianos en el momento de su detención. Dijo el amauta al verse sorprendido de que esa agüita era para hacer pomadas caseras, pastillas de hierbas. Ahora veremos qué dice el fiscal sobre el agüita. Mientras tanto informan que el sacerdote ya está en San Pedro. ¿Y qué tiene que ver don Valentín Mejillones con las intuiciones de S.E.? Pues nada menos que fue el amauta Mejillones quien le hizo entrega del bastón de mando, de jilakata al Presidente Morales el 2006, en ese acto huachafo, carnavalesco, bufo, sin valor histórico, que se realizó en Tiwanacu. S.E. apareció, en medio de un atronador sonido de pututos, con una túnica y un sombrero que más parecía afgano que aimara y se inclinó reverente ante el amauta Mejillones, que también iba disfrazado con la nueva indumentaria que se está atribuyendo a los semidioses del incanato. Las fotos de los periódicos, donde se ve al Presidente postrado ante el amauta narco, recuerda “La Coronación de Napoleón”, pintada por David. Por más tinca que hubiera tenido S.E. sobre la presunta ofensiva de EEUU contra él, es muy difícil que lo ocurrido el 2006 tenga que ver con la CIA, la DEA, o la NAS. Esto no tiene otra explicación que no sea ver hasta dónde diablos ha llegado el narcotráfico en Bolivia. Si un portavoz del Pachacutec está dedicado a hacer droguita en el altiplano, ¿podemos imaginar lo que harán los cocaleros en el Chapare? Dicen en el Gobierno que a Mejillones no lo conocen. Pero el amauta pillado con las manos en la masa, afirma que conoció a S.E. allá por los años 80. Es decir que no era ningún personaje anónimo como quieren hacer creer. Y sobre lo llovido, mojado. Un originario cae por narcotráfico y un ario alemán, al servicio del ministerio de Gobierno por todos los indicios, es acusado de “alzamiento armado” y provoca un maremágnum de lo más confuso en las altas esferas. Nadie quiere hablar sobre el tema tampoco, salvo el ex viceministro Gustavo Torrico, quien, con cierta sorna se burla del ministro Llorenti, cuando éste afirma que el ario Schmidt es “extremadamente peligroso”. Torrico no lo cree así y confirma que era algo así como su asistente y un soplón gubernamental. Lo cierto es que Schmidt trabajaba para el Gobierno y ha dicho algo que nos trae malos recuerdos: “puedo acabar como Rosza”. Por algo lo ha dicho. Él sabe cómo terminó Rosza y en manos de quiénes. Hoy ya está en Palmasola, donde, sabemos, cualquiera es apuñalado y peor si se ha tornado indeseable para el poder.
Schmidt, sin saberlo, está tapando un poquito el escándalo del amauta que bendijo a S.E. Un ario y un originario, ambos apegados a los altos círculos. El ario, que juega con armas, y que afirma haberle cuidado las espaldas a S.E. El originario que dejó sus vestiduras de sumo sacerdote aimara, luego de magnificar el advenimiento del “hermano” Evo, y que luego optó por algo mejor: fabricar pichicata. (*) El Autor es ex
- diplomático.

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