La Paz, 14 de marzo (ANF).- Tras cuatro años de juicio, Justo Parra y David Noé Bustos fueron sentenciados por el asesinato del universitario Loui Álvaro Oporto Almaraz en 2013, a quien quitaron la vida para robarle el dinero de su anticrético.
“Se ha hecho justicia después de cuatro largos años. Estamos conformes con lo que ha determinado la justicia. Nada va a devolver la vida de mi hijo, pero esto aminora la pena que tenemos. Sabemos que es una sentencia dura, pero que sirva también para que otros jóvenes no se atrevan a quitar la vida, de jóvenes con un futuro por delante, porque nadie tiene derecho a quitar la vida a un ser humano”, dijo el padre de Loui tras conocer la sentencia.
Los jueces del Tribunal Primero de Sentencia en lo Penal determinaron este miércoles 30 años de cárcel sin derecho a indulto para el autor material confeso del asesinato de Loui, Justo Parra Patty y 15 años para David Noé Bustos, cómplice del hecho de sangre.
“La Justicia en este caso tardó cuatro años, pero finalmente llegó (…) Loui descansa finalmente y se ha devuelto la paz y tranquilidad perdida a nuestros hogares. Gracias a todos quienes nos apoyaron en esta dramática pesadilla judicial”, manifestó Oporto.
El padre de Loui, en las horas previas a que se instale la audiencia, pidió un milagro para que se haga justicia. “Son cuatro años que vivimos esta tortura, en cada audiencia hemos sido revictimizados, porque cada vez se tiene que revivir los hechos, ver de frente a los dos asesinos de mi hijo (…) esperamos esta vez un milagro, para que se instale la audiencia y los jueces dicten sentencia”, expresó Oporto.
El padre de Luoi sostuvo que hay muchos problemas con la justicia, que para que una audiencia no se instale tan solo hace falta que una de las partes no se presente y así pueden pasar años sin que se dicte una sentencia y los casos se dilaten.
Aseguró que no solo se va revictimizando a los familiares, sino que uno sigue gastando dinero en el proceso. “Uno pierde la cuenta de cuánto se gasta física y económicamente en todo esto, nunca me hubiera imaginado vivir todo este calvario. Esta debilidad crónica de la justicia es lo que se debe cambiar con urgencia, son cientos de familias víctimas de la retardación de justicia”.
La madre de Loui, Patricia Almaraz, en la red social, sostuvo que “cada audiencia fue respirar sus miedos (de Loui), su angustia, su pedido de ayuda que no pudimos darle, fue sentir en la sangre y la piel el sacrificio al que le sometieron cobardemente”.
“Cada una de sus heridas las llevo en el cuerpo y alma. No, no es odio, es dolor, impotencia de saber que no hay ni habrá justicia que repare su ausencia prematura”, manifestó.
Agregó que cada audiencia postergada fue “como si estuviéramos en una máquina del tiempo, volvíamos a vivir la tragedia que truncó la existencia de un joven que soñaba con estudiar las culturas de nuestro país”.
Loui, estudiaba antropología en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), además era archivista, coleccionista de revistas y objetos culturales. Sus amigos lo describen como un joven sensible, solidario, activistas y con ganas de vivir la vida. Fue asesinado en enero de 2013 por sus “amigos” en un intento de sustraerle el monto de un anticrético.
En enero de 2013 la Policía halló el cuerpo de Loui, entonces de 34 años, quien salió un 11 de enero de su domicilio con el fin de buscar un departamento en anticrético, llevando consigo 4.500 dólares, para encontrarse con su “amigo” Parra, mismo que le habría contactado con Busto, quien supuestamente tenía un departamento disponible.
Después de matarlo, el cuerpo fue enterrado en una vivienda de la zona de Cupilupaca, macrodistrito Periférica, boca abajo, cubierto con cemento y tapado con una alfombra. En el inmueble se encontraron además 1.800 dólares.
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