Pablo Ramos, presidente del BCB (derecha) junto al ministro de Economía, Luis Arce. Foto: ANF
La Paz, 3 de enero (ANF).- El nuevo presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Pablo Ramos, luego de ser posesionado en el cargo por el ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce, afirmó que mantendrá una rigurosa vigilancia de las reservas internacionales netas (RIN), que desde diciembre de 2015 hasta diciembre de 2016 cayeron en 2.990 millones de dólares.
Ramos dijo que los cambios en las reservas internacionales dependen de las operaciones en el comercio internacional, sin embargo aseguró que se mantendrá un seguimiento estrecho de todo lo que está ocurriendo en distintos rubros de la balanza de pagos, tanto en la parte comercial como en el resto de la balanza de pagos que es el movimiento de capitales. “Especialmente en todo lo que significa ingreso y egreso de divisas, vamos a mantener una rigurosa vigilancia”, indicó.
Las RIN marcaron su máximo nivel en 2014 con $us 15.125 millones y cayeron al 23 de diciembre del año pasado a $us 10.066 millones, de acuerdo a datos oficiales del BCB.
“Es una de las funciones del BCB cuidar las reservas internacionales; estamos viviendo precios internacionales que no son del todo favorables, pero en todo caso la situación está bajo control tal como lo han mencionado las autoridades en su momento, y será una línea fundamental de trabajo mantener todas las previsiones para que las reservas se mantengan en alto nivel y garanticen estabilidad monetaria y de precios”, señaló.
Sin embargo sostuvo que la deuda externa no es una de las preocupaciones centrales, en este momento, que podría crear inestabilidad. “Pero obviamente el BCB tiene que ver con su administración y habrá un estudio minucioso, cuidadoso para evitar que esta variable pudiera significar en ningún momento un factor de presión”, señaló.
De acuerdo a datos oficiales del BCB, la deuda pública externa llega a 6.571 millones de dólares.
“Es una línea fundamental manejar bien los recursos, cuidar que estos vayan hacia la economía en las dimensiones necesarias, o sea que no se afecten la variable fundamental que tiene que ver con la estabilidad de los precios, obviamente está la coordinación de políticas, especialmente con la política fiscal”, manifestó.
En cuanto a la subvención a los hidrocarburos que llegó a más de $us 2.000 millones, dijo que estas surgen a raíz de algunas necesidades sociales y económicas. “Hay subvenciones que desaparecieron, otras que se mantienen, mientras las condiciones económicas y sociales exijan que se mantengan seguramente el Gobierno las mantendrá”, apuntó.
Respecto a la política monetaria prefirió no emitir criterio, ya que minutos previos el ministro de Economía y Finanzas se refirió al tema, indicando que no se hará caso a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto a la devaluación de la moneda, ya que esa medida provocó inflación en los países vecinos.
Inflexión económica
El economista Pablo Ramos afirmó en abril del año pasado que Bolivia había ingresado desde el 2014 a un periodo de inflexión económica, después de casi una década de buen comportamiento económico, fiscal y financiero.
En su análisis del libro: “10 años de economía boliviana”, Ramos destacó que el país tuvo un desenvolvimiento favorable en lo económico y particularmente en las variables en relación a las finanzas públicas y al manejo de políticas financieras.
“Pero hay que tomar en cuenta que hay una inflexión en estos dos últimos años, las reservas monetarias están disminuyendo, se presenta el déficit fiscal, los ingresos ya no crecen al mismo ritmo, sino que disminuyen”, explicó.
En ese marco dijo que el punto de inflexión económico alcanzado debe llevar a las autoridades a orientar y reajustar los principios del manejo prudente de las finanzas “y enfrentar las presiones de gasto que puede llevarnos más tarde a un crecimiento del déficit con todas las consecuencias que sabemos que aparecen, pero también las presiones de costo que más tarde hacen menos sostenible a la producción nacional respecto a la extranjera, en otras palabras disminuye la competitividad”.
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