La Paz, 8 de julio (ANF).- El empresario boliviano Marcos Iberkleid, antiguo propietario de Ametex y otras fábricas textiles, dijo que en 2012 él le informó al Gobierno que había decidido cerrar las plantas ante la ausencia de mercados y que las autoridades le propusieron salvar la industria.
En una extensa declaración a ANF desde EEUU, Iberkleid expresó que su empresa no estaba quebrada, pero que requería inyección de capital y nuevos mercados para reflotarla. Fue entonces que las autoridades analizaron varias opciones, resolviendo finalmente pagar un alquiler por las plantas, que debía ser pagado a la Junta de Acreedores.
“En las ultimas semanas de febrero de 2012 informamos que el 5 de marzo cerraríamos las plantas. Ellos (el Gobierno) propusieron salvar la industria y entonces propuse tres posibles vías de solución”, dijo Iberkleid.
“La primera era la apertura de mercado y una inyección de flujo de cinco a siete millones de dólares, la segunda, lograr una sociedad y abrir mercados en Venezuela y la tercera, que el Estado compre”, explicó el empresario.
Fue entonces que Ametex y las otras plantas relacionadas bajaron su producción, pero las comisiones de ministros demoraron varias meses en tomar una decisión y finalmente en junio de 2012 afirmaron que el Gobierno compraría todas las plantas pero recién en diciembre.
“Mientras tanto el Gobierno arrendaría las plantas por un valor nominal. La empresa había dejado de producir y no estábamos permitidos a despedir personal”, contó.
Ametex, que estaba conformada por las plantas Hilasa, Universaltex, Matex, Batt y otros, al final aceptó el contrato de arrendamiento por 45.000 dólares al mes, monto que debía ir a la Junta de Acreedores, que estaba conformada sobre todo por quienes habían comprado bonos de la compañía, es decir las AFP.
Acreedores
“Los acreedores de la junta eran fundamentalmente los compradores de bonos, es decir en más de 90%, las AFP. No se debía a Impuestos, no se debía a aportes a las AFP y no se debía a los bancos ya que a marzo de 2012 se había negociado y pagado todo”, expresó.
Admitió que sí existía un deuda de unos tres millones de dólares con la CAF y otros acreedores menores y los pasivos sociales.
Tras alquilar la empresa por seis meses, la exministra de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, cartera que se hizo cargo del proyecto de relanzar la empresa, decidió ampliar el alquiler a tres años. En base a Ametex fue creada la empresa estatal Enatex, que acaba de cerrar sus puertas, dejando a 800 empleados en la calle.
El Gobierno ha señalado que al hacer el traspaso, “el Estado compró una empresa quebrada”, que luego fue imposible de sacar a flote.
El país había perdido el ATPDEA, un programa por el cual EEUU aceptaba importar textiles bolivianos sin cobrar impuestos, y el Gobierno se comprometió a abrir el mercado venezolano, pero ello fue un fracaso. Se enviaron pocos volúmenes de prendas y las deudas fueron crecientes.
Durante la gestión de la exministra, aumentó el gasto en la empresa, no se ampliaron los mercados y el déficit fue constante, hasta que cerró en mayo pasado.
La Fiscalía boliviana ha denunciado por “enriquecimiento ilícito” a Iberkleid, acusación que éste ha negado rotundamente. Desde EEUU señaló que no enfrentará ese juicio en Bolivia porque no existe en el país ninguna seguridad jurídica.
Exministra Morales
La exministra Morales admite
que el Gobierno nunca compró la empresa de Ametex y que tampoco asumió sus
deudas. Acusó a Iberkleid de haber creado empresas “offshore” para beneficiarse
de ganancias a costa de Ametex.
“La empresa Ametex, que fue propiedad del señor Marcos Iberkleid, nunca fue
comprada por el gobierno del presidente Evo Morales ni tampoco el Gobierno
asumió sus deudas”, señaló Morales en un artículo publicado en La Razón.
Los extrabajadores han criticado a la exautoridad y a un hermano suyo por
el mal manejo de Enatex.
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